Page 21 - La Pluma, y el Papel Femenino
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vez extrapolarse al modo de ser femenino y, lo mismo, respecto de los
hombres y lo masculino. Ahora bien, mi intención ha sido en todo
momento compartir con ustedes las respuestas halladas, siempre en el
convencimiento de que tanto hombres como mujeres compartimos
rasgos y, en la medida, en que reconozcamos en nosotros mismos
cuánto hay de femenino y cuánto de masculino, estaremos más cerca
de conocernos y aceptarnos, como también de conocer y aceptar el
complemento más allá de los géneros y más cerca de nuestra propia
humanidad.
Cabe preguntarse ahora qué pasa con nuestros hijos, con las
nuevas generaciones, qué pasa con la educación que les estamos
dando, cómo estamos trasmitiéndoles a ellos lo femenino y lo
masculino. ¿Comparten ellos las diferencias psicológicas apreciadas
entre hombres y mujeres que yo he descrito en esta primera parte?
Capítulo VII: PENSAMIENTO MÁGICO Y PENSAMIENTO
REAL.
Al estudiar el fenómeno —que defectuosamente he
denominado— de externalización femenina, en el que la felicidad de las
mujeres estaba puesta siempre en el otro, se llegó a la conclusión de
que ella posee dos estructuras de pensamiento, a diferencia del hombre
que posee en forma natural una sola, y la otra la aprende en la medida
en que va incorporando elementos femeninos dentro de su historia.
Estas dos estructuras de pensamiento femeninas vendrían en forma
natural dadas por el pensamiento real y lo que yo he dado en llamar el
pensamiento mágico.
La estructura de pensamiento real es una estructura de
pensamiento basada, como su nombre bien lo explica, en la realidad, en
lo concreto, en lo que de verdad tengo y en lo que está a mi alcance y
puedo ser capaz de valorar; en cambio, la estructura de pensamiento
mágico está determinada principalmente no por el poder mágico que
podemos tener las mujeres para transformar la realidad sino por una
magia que en tanto no real e imposible de realizarse, de todos modos yo
espero que ocurra, como algo sorpresivo, frente a lo cual siempre se
está en una postura ovular, de espera y paciencia; desde fuera ha de
venir y suceder aquello que me salve, aquello que opere en mí el cambio
deseado.
Este pensamiento mágico —relacionado a los deseos y las
expectativas, no a la intuición— y el pensamiento real configuran la
estructura psicológica femenina. A diferencia del pensamiento de las
mujeres, el pensamiento de los hombres tendría una sola estructura dada en forma natural y
la otra la aprenderían en la medida en que van
incorporando elementos femeninos a su historia. Su estructura de