Page 117 - Libros de Caballerías 1879
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L^ PEÑA POBRE


      que la doncella nunca lo conoció, porque su pensa-
      miento bien descuidado era de  fallar en  tal parte
      aquel que buscaba; mas viéndole en  el rostro un
      golpe que  ella muy bien conocía fizóla recordar en
      lo que ante ninguna sospecha  tenía,  e claramente
      conoció ser aquel Amadís, e dijo:
        —¡Ay, santa María, val! ¿Qué es esto que veo?
      ¡Ay, señor, vos  sois aquel por quien mucho afán
      he tomado!
        E cayó de bruzas sobre el lecho, e fincando los
      hinojos, le besó las manos muchas veces, e dijóle:
        —Señor, aquí es menester piedad e perdón con-
      tra aquella que vos erró; que  si por su mala sos-
      pecha vos ha puesto injustamente en  tal  estrecho,
      ella con mucha causa e razón padece  la vida más
      amarga que la propia muerte.
        Bcltenebrós  la tomó entre sus brazos  e juntóla
      consigo, sin ninguna cosa le poder fablar; ella dán-
      dole la carta, le dijo:
        —Esta vos envía vuestra señora,  e por mí vos
      face saber que  si vos sois aquel Amadís que  ser
      solía, a quien ella tanto ama, que poniendo en  ol-
      vido  lo pasado, luego  seáis con  ella en  el su cas-
      tillo de Mira flores, donde con mucho  vicio serán
      emendados  los dolores  e angustias que  el sobrado
      amor que vos tiene han causado.
        El tomó  la carta, e después de leída, su alegría
      fué tan sobrada, que, así como con la pasada tris-
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