Page 112 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA
vanidades; mas después acordé de me retraer a
este logar tan solo, donde ya pasan de treinta años
que nunca del salí sino agora, que vine a un ente-
rramiento de una mi hermana.
Mucho se pagaba Beltenebrós de la soledad y es-
quiveza de aquel lugar, y en pensar de allí morir
recebía algún descanso; así fueron navegando en
su barca fasta que a la peña llegaron.
Así como oís fué encerrado Amadís, con nombre
de Beltenebrós, en aquella Peña Pobre, metida sie-
te leguas en la mar, desamparando el mundo e la
honra e aquellas armas con que en tan grande al-
teza puesto era, consumiendo sus días en lágri-
mas y en continuos lloros, no habiendo memoria
de sus hazañas.
¿Quién podría pintar ahora la desesperación de
Oriana cuando supo por su mensajero cómo había
pasado Amadís bajo el Arco de los Leales Ama-
dores y conoció lo infundado de sus celos? ¿Quién
sabría decir la fuerza de su dolor al describirle Du-
rín el extremado duelo que después de leída la car-
ta de su señora el caballero había hecho y cómo se
había marchado solo por las selvas con rumbo in-
cierto, cercano a la muerte?
A punto de perecer estuvo también, con tales
nuevas, la enamorada princesa; no encontraban con-
suelo para ella sus amigas y confidentes. Acordóse
por fin que la Doncella de Denamarca partiera en
busca de Amadís, con una carta en que su señora
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