Page 108 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA



                    CAPITULO CUARTO

                         EL ERMITAÑO


          Vagó Amadís,  sin tomar alimento  ni descanso,
        por  lo más escondido de aquellas montañas, hasta
        que, de allí a dos días, al caer la tarde, entró en una
        gran vega que al pie de una montaña estaba, y en
        ella había dos árboles altos, que estaban sobre una
        fuente, e fué  allá por dar agua a su caballo, que
        todo aquel día andoviera sin  fallar agua; e cuando
        a  la fuente llegó vio un hombre de orden,  la ca-
        beza e barbas blancas, e daba beber a un asno,  y
        vestía un  hábito muy  pobre  de  lana  de  cabras.
        Amadís  le saludó, e preguntóle  si era de misa;  el
        hombre bueno le dijo que bien había cuarenta años
        que lo era.       i
                                            !
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          —A Dios merced —dijo Amadís    — ; agora vos
        ruego que folguéis aquí esta noche por  el amor de
        Dios, e oírme heis de penitencia, que mucho  lo he
        menester.
          —En  el nombre de Dios —dijo  el buen hombre.
          Amadís  se apeó  e puso  las armas en  tierra,  y
        desensilló  el caballo y dejólo pacer por  la yerba,  y
        él desarmóse e fincó los hinojos ante el buen hom-
        bre, e comenzóle a besar los  pies. El hombre bue-
        no  lo tomó por la mano, e alzándolo, lo  fizo sen-
        tar cabe  sí, e vio cómo era  el más hermoso caba-
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