Page 106 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA
tillo, e Gandalín que sacase sus armas e caballo
fuera sin que persona lo sintiese.
A escondidas de todos salió con Isanjo y sus hi-
jos del castillo. Amadís iba sospirando e gimiendo
con tanta angustia e dolor, que los que lo veían
eran puestos en dolor en así lo ver; e demandando
las armas, se armó, e volviéndose a Gandalín, le tomó
entre sus brazos llorando fuertemente; e así lo tuvo
una pieza sin que hablar le pudiese, e dijóle:
—Mi buen amigo Gandalín, yo e tú fuimos en
uno e a una leche criados, e nuestra vida siempre
fué de consuno, e yo nunca fui en afán ni en pe-
ligro en que tú no hobieses parte; e tu padre me
sacó de la mar tan pequeña cosa como desa noche
nacido; e criáronme como buen padre e madre a
fijo mucho amado; e tú, mi leal amigo, nunca pen-
sastes sino en me servir; e yo, esperando que Dios
me daría alguna honra con que algo de tu meres-
cimiento satisfacer podiese, hame venido esta tan
gran desaventura, que por más cruel que la propia
muerte la tengo, donde conviene que nos partamos,
e yo no tengo qué te dejar sino solamente esia in-
sola; e mando a Isanjo e a todos los otros, por el
homenaje que me tienen fecho, que tanto que de
mi muerte sepan te tomen por señor; e como quie-
ra que este señorío tuyo sea, mando que lo gocen tu
padre e madre en sus días, e después a ti libre quede.
Gandalín le dijo:
—Señor, nunca vos cuita hobistes en que de vos
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