Page 101 - Libros de Caballerías 1879
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       EL  ^Ii?CO DE LOS LEALES AMADORES

         Los hermanos, que más acordados  eran  e  vie-
       ron cómo Amadís acabara lo que todos habían  fal-
       tado, fueron alegres por  el gran amor que  le  te-
       nían; e como estaban se mandaron llevar a  la cá-
       mara, y el gobernador con todos los suyos llegaron
       a Amadís e por señor le besaron las manos. Cuan-
       do vieron las cosas extrañas que dentro de la cá-
       mara había de labores  e riquezas, fueron espanta-
       dos de lo ver; mas no era nada con un apartamien-
       to que  allí se facía donde Apolidón e su amiga al-
       bergaban; que este era de tal forma, que no sola-
       mente ninguno podría alcanzar a  facerlo, mas  ni
       entender cómo  facerse podría; y  era de  tal  for-
       ma, que estando dentro, podían ver claramente  lo
       que de fuera se  ficiese, e los de fuera por ningu-
       na guisa no verían nada de los de dentro. Allí es-
       tuvieron todos una gran pieza con gran placer  los
       caballeros, porque en su linaje hobiese tal caballero
       que pasase de bondad a todos los  del mundo pre-
       sentes e cien años a zaga; los de la Insola por haber
       cobrado  tal señor, con quien esperaban  ser  bien-
       aventurados. Isanjo,  el gobernador, dijo a Amadís:
         —Señor,  bien será que comáis  e  descanséis,  e
       mañana  serán  aquí todos  los hombres buenos de
       la  tierra e vos haián homenaje, recibiéndovos por
       señor.
         Con esto se salieron, y entrados en un gran pa-
       lacio, comieron de  aquello que aderezado estaba;
       e folgando  aquel  día,  luego  el  siguiente vinieron

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