Page 124 - Libros de Caballerías 1879
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AMADÍS DE GAULA


       bed cómo agora, después que fué noche, vinieron
       a  la puerta del castillo dos escuderos e un enano,
       que preguntaban por los caballeros de las armas de
       las sierpes, e mándelos prender y echar en una pri-
       sión que ende debajo  tenéis. Destos sabré mañana
       quién sois, o los haré cortar miembro a miembro.
          Sabed que esto que Arcalaus les dijo era asi ver-
       dad; que  los de  la galea, viendo que tardaban  y
       tenían  el tiempo enderezado para navegar, acorda-
       ron que los buscasen Gandalín y  el Enano e Orfeo,
       el repostero del Rey, e a éstos tenían en la prisión,
       como es dicho. Mucho les pesó al Rey e a sus hi-
       jos destas nuevas, porque muy peligrosas eran. Di-
       narda dijo:                         i
                                  }
         —Tío, sostenedles la vida, porque con ella mayor
       pena sostengan.
         —Pues que así os parece, sobrina —dijo  él—, yo
       lo faré.
         E  dijoles entonces:
         —Caballeros,  decidme  en  vuestra  fe  cuál  vos
       aqueja más,  la hambre o la sed.
         —Pues   que hemos   de  decir verdad —dijeron
       ellos— , aunque  el comer era más conveniente pri-
       mero,  la sed nos aqueja mucho.
         Entonces dijo Arcalaus a una doncella:
         —Sobrina, echadles una empanada de tocino, por-
       que no digan que no acorro a su menester.
         Y fuese de  allí, e todos los otros.
         Aquella doncella vio a Amadís tan apuesto, e sa-
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