Page 209 - Libros de Caballerías 1879
P. 209

LA FLORESTA ENCANTADA


       Don Duardos recordó a sus voces; queriendo to-
     mar su espada, no la halló. Entonces  el gigante  le
     mandó prender, sin él poderse resestir, que sólo con
     el corazón, sin otras armas,  le tomaron; de ahí  le
     llevaron a una torre en lo más alto de la fortaleza,
     adonde, cargado de  hierro,  le dejaron con  inten-
     ción de nunca soltalle. Cuando don Duardos se vio
     solo y así tratado, con  ira que de  sí mesmo tenía,
     comenzó a decir palabras de tanto dolor y lástima,
     que nenguno lo pudiera oír que no la hubiera del.
       ¿Qué motivo había para que tan preclaro caba-
     llero  fuera  tratado  de  este modo? Dice  la  his-
     toria que en  el tiempo en que Palmerín de Oliva,
     antes de ser emperador de Grecia  y  padre de Flé-
     rida, había estado en la corte del rey de Inglaterra,
     abuelo de don Duardos, como caballero andante, ha-
     bía libertado en brava pelea a la reina y su hija,
     que eran llevadas prisioneras por el temido gigante
     Franaque, el cual, por mano de Palmerín, había que-
     dado muerto en  el campo de batalla.
       Este Franaque tenía una hermana, muy gran sa-
     bidora en las artes de encantamento, llamada Eutro-
     pa, que en su tiempo pasó a todas las personas que
     de aquel arte sabían. Y sabiendo la triste nueva de
     aqueste su hermano, tomando en sus brazos un pe-
     queño hijo que le quedaba, que tenía por nombre
     Dramusiando, con grandes llantos lloraba la muer-
     te de su padre, prometiendo que, con sus artes
                                                  y
     con las fuerzas de aquel niño, tomaría tal venganza
                           205
   204   205   206   207   208   209   210   211   212   213   214