Page 218 - Libros de Caballerías 1879
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               PALM ERÍN DE INGLATERRA


         diestros, que casi tenían despoblada la mayor parte
         é§ aquella floresta de las alimañas que en ella ha-
         bía; y el que mayor montero y más gusto de cazar
         llevaba era Floriano  del Desierto, en cuya conpa-
         ñía los leones siempre andaban; traía un arco con
         muchas  flechas, y  salió tan singular  flechero, que
         el salvaje no le igualaba con mucha parte; en esta
         vida continuaron hasta edad de diez años, en el fin
         de los cuales, un domingo por la mañana, Floriano
         se salió solo con sus leones por la trabilla, como al-
         gunas veces lo acostumbraba, por ver  si mataría al-
         guna caza, y andando todo el día a una parte y a
         otra  sin  hallar ninguna,  al tiempo que  el sol  se
         quería poner, vio en una mata estar un venado muy
         grande, y adonde le tiró, y le dio con tanta fuerza
         que lo atravesó de la otra parte ; mas el ciervo, que
         se sintió herido, se levantó con tan gran priesa, que
         los leones, a quien Floriano soltó la trabilla, no  le
         pudieron alcanzar, antes corriendo  ellos tras  el ve-
         nado y él tras ellos se desviaron tanto de la cierva,
         que Floriano perdió el tino della y a los leones de
         vista, andando toda la noche dando voces por ver si
         acudirían; y caminó tanto hacia donde  le pareció
         que la cierva estaba, que fué a parar  al propio lu-
         gar adonde naciera, que era  allí cerca, y asentóse
         al pie de una  fuentíe que allí estaba; no tardó mu-
         cho que por el mesmo camino hacia la fuente vio
         un caballero encima de un caballo bayo,  las  rien-
         das caídas sobre el cuello del caballo, y él tan triste

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