Page 220 - Libros de Caballerías 1879
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              PALMERÍN DE INGLATERRA


        ñera el infante Desierto se crió sirviendo a su mes-
        ma madre, sin ella ni él saber el mucho parentesco
        que entre  ellos había.
          Aquel día que el infante del Desierto salió a ca-
        zar,  el salvaje esperó hasta  la noche, y viendo que
        no venía  él, ni los leones tampoco, comenzó de en-
        tristecerse,  y  gastando las horas del sueño en pen-
        samientos que se le hacían perder, estuvo hasta otro
        día, que  los leones  llegaron ensangrentados de  la
        sangre del venado que mataron; mas  él que los vio
        sin su guardador,  los mató,  sin  se  le acordar la
        pérdida que en hacello recibía. Mas Palmerín se tor-
        nó tan triste que ninguna cosa  le podía contentar,
        pasando  el tiempo en  irse a pasar su soledad  ri-
        beras de la playa donde la mar batía. Tanto conti-
        nuó esto, que una vez vio venir a la costa una ga-
        lera, y llegando hacia aquella parte do Palmerín es-
        taba,  el capitán mandó poner la proa en tierra, ha-
        llando aquellos donceles, porque también Selvián,  el
        hijo del salvaje, estaba en la compañía de Palmerín
        espantado del parecer de entramos y de  la manera
        de su traje, después de estar algún rato platicando,
        puso en su voluntad de llevarlos consigo por fuerza,
        si de otra manera no quisiesen; mas Palmerín no
        hubo menester muchas palabras, porque su natura-
        leza le inclinaba a no se contentar de aquella vida.
          Entonces, entrando en  la galera,  el capitán hizo
        su camino como de antes llevaba ; en esto continua-
        ron  tantos  días,  volviendo  la costa de España y
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