Page 219 - Libros de Caballerías 1879
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              DESIERTO Y PALMERÍN


     de su cuidado que parecía que nenguna cosa  sien-
     tía ; tanto que llegó a la fuente, con el detenimiento
     que  el caballo hizo en beber, tornó en  sí, y viendo
     a Floriano, fué en él el sobresalto tan grande como
     si viera a don Duardos; porque éste se parecía mu-
     cho a  él; preguntándole cuyo hijo era, Floriano le
     dio  la cuenta de  lo que sabía;  el caballero le rogó
     qute se fuese con  él para Londres,  y  que  le lleva-
     ría  al rey, que le criaría y le haría mercedes.
       Este caballero era el esforzado Pridos, que, can-
     sado de correr todo  el mundo en busca de don
     Duardos sin hallar ningunas nuevas, se tornaba para
     Londres, y tomando a Floriano consigo,  le llevó a
     la corte, adonde del rey fue recebido como persona
     a quien mucho amaba, y le ofreció aquel doncel ves-
     tido de pieles de alimañas, con quien el rey fué tan
     alegre como  si supiera  ser aquél su  nieto. Y  to-
     mándole por la mano, se fué adonde la reina y Flé-
     rida  estaban, mostrando  nuevo  contentamiento,  y
     puestos los ojos en Flérida, le dijo
       —Señora, vedes aquí el fruto que Pridos sacó de
     su tardanza; este doncel, tan parecido a mi hijo
                                                  y
     a vuestro don Duardos, que me hace creer que pue-
     de tener algún deudo con  él.
       Flérida, a quien la naturaleza ayudase a conoce-
     lle, tomóle en los brazos con entero amor de madre,
     y  pidiéndoselo aJ rey que se lo diese para su ser-
     vicio, quiso que  tuviese por nombre  Desierto,  sin
     saber que aquél era con  el que naciera. Desta ma-
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