Page 216 - Libros de Caballerías 1879
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PALMER1N DE INGLATERRA
que muy viejo era y estaba desarmado, no pudo
defender que el salvaje no tomase a los niños de-
bajo del brazo, y caminando contra la cueva, se fué
sin hacer más daño. Flérida quedó tal, que perdido
el sentido no se acordaba de cosa ninguna; perdida
la calor natural, parecía más muerta que viva; mas
tornando algún tanto en sí por las palabras que le
decían, comenzó otro planto de nuevo, deseando mil
veces la muerte, porque sólo en ella se halla re-
poso de todos los males.
CAPITULO TERCERO
DESIERTO Y PALMERÍN
Aqueste salivaje, después de haber tomado aque-
llos infantes, anduvo tanto hasta llegar adonde te-
nía la cueva, y hallando a la entrada della a su mu-
jer, que le estaba esperando con un niño en los
brazos, el cual era hijo de entrambos, que stexía de
edad de hasta un año; allí le dio la caza que traía,
diciendo que en todo el día no había podido hallar
otra, y que de aquella cenarían los leones ; mas como
las mujeres de su natural son inclinadas a piedad,
túvola tamaña de aquellas vidas inocentes, que no
quiso consentir lo que su marido traía ordenado ; an-
tes, tomando de otra carne, les dio de comer y a
los chiquitos de mamar, con tan grande amor como
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