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distancia y era mucho más grande que los planetas en cuestión.
«Un elefante no puede ser engendrado por una mosca.»
¿Cuál podía ser entonces la causa de la formación de la nova?
Esta pregunta era también importante en aquel entonces. La idea
aristotélica de que la esfera de las fijas era inmutable había lle-
gado con poca discusión hasta el siglo XVI. Una estrella nova era
la prueba de que esto no era así. La explicación que defendió
Kepler fue la dada por Tycho Brahe anteriormente, quien había
estudiado otra nova aparecida en 1572, cuando Kepler tenía solo
un año. La hipótesis de Brahe era ciertamente interesante: la
nova se había formado a partir del éter de la Vía Láctea, parecido
a como hoy diríamos se forman las supernovas de tipo 11, cam-
biando la palabra «éter» por «medio interestelar». Según palabras
de Kepler en este libro:
La estrella aparecida aquel año estaba formada y compactada por
materia de la Vía Láctea que andaba dispersa por el espacio de este
famoso hiato y que una vez consumida y como despojada de toda
materia y cuerpo de estrella, aquel lugar quedó abandonado y vacío
de su luz blanquecina.
Podría haber cierta semejanza entre esta hipótesis y el punto
de vista actual sobre la formación de un «resto de supernova»,
aunque, en lugar de desaparecer todo «cuerpo de estrella», diría-
mos hoy que quedaría una estrella de neutrones. Más adelante lo
dice de otro modo:
La materia de la nova fue asumida y tomada por ella en la propia
esfera de las fijas, y una vez extinguida la estrella, volvió a reinte-
grarse de nuevo -su materia, digo- en la misma esfera de las fijas.
Para respaldar esta hipótesis original de Brahe, le parecía ob-
servar una especie de hueco en la Vía Láctea allí donde había apa-
recido la supernova.
La supernova fue languideciendo hasta acabar siendo inobser-
vable al cabo de un año aproximadamente. El comportamiento fue
muy parecido al de la supernova de Tycho Brahe, anotó Kepler.
108 EL ASTROFÍSICO