Page 151 - 12 Kepler
P. 151

LA ELECCIÓN DE LA CANDIDATA

              Esta selección está pormenorizadamen-
              te  detallada  en  una  carta  a  un  noble
              cuya  identidad  se  desconoce.  Es  una
              carta disparatada, que causa asombro y
              risa. Este estudio de las once candidatas
              hasta quedarse con la quinta parece que
              fuera fruto de un análisis frío y concien-
              zudo. En  realidad, fue más bien el  fruto
              de su  indecisión y  de escuchar a todos
              sus amigos consejeros (aunque para lue-
              go no hacer caso a  ninguno de ellos).
              Primero pensó que, puesto que para él
              había pasado ya  «la  cúspide de la  virili-
              dad» y tenía «una edad en que la pasión
              ya  se  ha  extinguido», debía buscar una
              viuda, quizá una antigua amiga de Bar-
              bara. Pero esta señora tenía «mal alien-
              to» (tal  vez  indicio de enfermedad in-  Barbara Müller, la primera esposa de
              terna), así que transfirió su  interés «de   Kepler. Tras su  muerte. el astrónomo
                                               contrajo matrimonio con Susanna
              viudas a vírgenes», analizando si  casarse   Reuttinger.
              con  una de sus  hijas,  que acabó pare-
              ciéndole demasiado rica  y  demasiado
              joven. La  tercera candidata había dado palabra a otro hombre que se había
              ido con una prostituta, pero cuyo consentimiento juzgó ella necesario. La
              cuarta era alta, atlética, de buena reputación y buena dote. Pero apareció la
              quinta (Susanna) que era todo lo contrario: modesta, ahorradora y diligente.
              Despreció a la  cuarta por la  quinta; luego se arrepintió y  prefirió la cuarta a
              la quinta, pero la cuarta se había cansado de tanta vacilación. Iba a quedarse
              ya con la quinta, pero su hijastra Regina creía que su  padrastro debía aspirar
              a más en cuanto a nobleza y riqueza. Y así buscó una con estas característi-
              cas,  la  sexta, pero Kepler la  vio orgullosa y temía una boda cara. La séptima
              era noble y guapa, al  igual que la octava. Pero la indecisión de Kepler fue tal
              que a esta le propuso matrimonio y  se arrepintió hasta en  isiete ocasiones!
              La  novena le pareció enferma. La décima era noble, tenía  una situación de-
              sahogada y era ahorradora pero ...  era fea, «bajita y gruesa», no compaginan-
              do con él,  «delgado, enjuto y  más bien apergaminado». Tal  condición tenía
              la  undécima pero ...  era demasiado joven. Y al  final,  volvió a la  quinta, a Su-
              sanna. «Habiendo agotado así los consejos de todos mis amigos, yo, en el
              último momento antes de partir hacia  Ratisbona,  volví a la  quinta, le  di  mi
              palabra, y  recibí la  suya.»  Al  final  Kepler eligió a la  que no tenía ni  rango, ni
              dinero, ni familia, ante el  malestar de sus amigos y de Regina.








                                                           EL ESCRITOR      151
   146   147   148   149   150   151   152   153   154   155   156