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EL INFINITO GRIEGO

              Otra peculiar limitación de los griegos fue que nunca consiguieron compren-
              der lo infinitamente grande, lo infinitamente pequeño y los procesos infinitos.
              Los  pitagóricos asociaban lo  bueno y  lo malo con lo limitado y  lo ilimitado
              respectivamente. Para evitar cualquier afirmación acerca de la  infinitud de la
              línea recta,  Euclides decía en  sus Elementos que un segmento lineal puede
              prolongarse todo lo que sea  necesario. La  relación entre punto y recta abru-
              maba tanto a los griegos que Aristóteles insistió en separar ambos conceptos.
              Por un lado, admitía que los puntos estaban sobre rectas, pero por otro decía
              que una recta no podía estar formada de puntos, porque lo «continuo» rio
              puede construirse a partir de lo «discreto».





         griegos no tenían ninguna base lógica; la sustituyeron por algunas
         vagas definiciones de Euclides. La necesidad de un fundamento
         lógico del sistema de números se volvió crítica cuando los alejan-
         drinos comenzaron a usar libremente los números, incluidos los
         irracionales, siguiendo en este punto la tradición empírica de egip-
         cios y babilonios.
            Así, los griegos legaron a la humanidad dos ramas de las ma-
         temáticas distintas y desarrolladas de modo desigual: una geome-
         tría  rigurosa,  deductiva y  sistemática,  y  una aritmética poco
         formalizada y empírica, con su extensión al álgebra. La carencia
         de un álgebra deductiva hizo que hablar de rigor matemático sig-
        nificara hablar de geometría hasta los siglos XVII y xvm, cuando el
         álgebra y el cálculo ya se habían desarrollado.
            Finalmente, la restricción de la geometría euclídea a concep-
        tos que se pudieran construir con regla y compás dejó dos grandes
        tareas a las matemáticas. La primera de ellas era la resolución de
        tres problemas que ejercerían una gran fascinación durante siglos
        y que incluso hoy en día llaman la atención, aunque se resolvieron
        en el siglo XIX:  probar la cuadratura del círculo, la trisección del
        ángulo y la duplicación del cubo con la regla y el compás. La se-
        gundo tarea consistía en ampliar los criterios para la existencia de
        un concepto geométrico. Que la única manera de probar la exis-





                                        EL FRACASO DE  LA ARITMÉTICA UNIVERSAL   143
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