Page 89 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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CUANDO EL CIELO CELEBRA
Un corazón que se regocija
Mi familia hizo anoche algo muy especial para mí . Dieron una fiesta en mi honor, una fiesta de
cumpleaños, y de sorpresa. A principios de la semana pasada le dije a Denalyn que no hiciera
ningún plan especial aparte de una cena familiar tranquila en algún restaurante. Ella escuchó solo
la parte del restaurante. Yo no tenía ni idea de la docena de familias que iban a venir.
Es más, traté de persuadirla de que nos quedáramos en casa. «Vayamos a cenar fuera otro
día», le dije. Andrea había estado enferma. Jenna tenía deberes que hacer, y yo pasé toda la tarde
viendo juegos de fútbol en la televisión, y me sentía holgazán. No me sentía con ganas de
levantarme, arreglarme y salir. Pensé que no tendría problema para convencer a las hijas de
posponer la comida. ¡Vaya que me sorprendieron! No quisieron ni siquiera oírlo. A cada una de las
objeciones que presenté, respondieron con una defensa unida y unánime. Mi familia lo dejó bien en
claro: saldríamos a comer fuera.
No solo eso, sino que saldríamos a la hora señalada. Consentí, y empecé a alistarme. Pero para
consternación de ellas, yo andaba demasiado despacio. Éramos un estudio en contrastes. Mi
actitud era: ¿Para qué apurarse? La actitud de mis hijas: ¡Apúrate! Yo remoloneaba. Ellas estaba
listas para salir disparadas. Yo estaba contento con quedarme en casa. Ellas estaban sin poder
contenerse por salir. Para ser franco, me quedé perplejo por sus acciones. Ellas estaban a tiempo
en forma nada usual. Curiosamente entusiastas. ¿A qué tanta alharaca? pensé, me encanta salir
tanto como a cualquiera, pero Sara no dejó de reírse en todo el trayecto al restaurante.
Solo cuando llegamos sus acciones cobraron sentido. Un paso dentro del umbral y comprendí
su entusiasmo: ¡SORPRESA! Con razón actuaban diferente. Sabían algo que yo no sabía. Habían
visto algo que yo no había visto. Ya habían visto las mesas, y apilado los regalos, y olido el pastel.
Puesto que sabían de la fiesta, hicieron todo lo necesario para cerciorarse de que yo no me la
perdiera.
Jesús hace lo mismo por nosotros. Él sabe de LA FIESTA. En uno de los más grandiosos
capítulos de la Biblia, Lucas 15 , nos cuenta tres historias. Cada una habla de algo que se perdió y
que fue hallado. Una oveja perdida. Una moneda perdida. Un hijo perdido. Al final de cada historia
Jesús describe una fiesta, una celebración. El pastor hizo fiesta por haber hallado a su oveja
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