Page 91 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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mayoría  inadvertidas  y  sin  registrarse.  ¿Nos  atrevemos  a  pensar  que  Dios  está  prestando
            atención?


                Según este  versículo,  la  presta.  De  acuerdo  a  Jesús nuestras  decisiones tienen un  impacto
            termostático en el mundo invisible. Nuestras acciones en el teclado de la tierra disparan martinetes

            sobre las cuerdas del piano en los cielos. Nuestra obediencia tira las cuerdas que hacen repicar las
            campanas de los cielos. Cuando un hijo llama el Padre inclina su oído. Una hermana llora y las

            lágrimas  empiezan  a  correr  desde  arriba.  Si  muere  un  santo  la  puerta  se  abre.  Pero,  más
            importante, si un pecador se arrepiente, toda otra actividad cesa y todo ser celestial celebra.


                Impresionante esta respuesta a nuestra conversión. El cielo no hace fiesta alguna por nuestros
            otros logros. Cuando nos graduamos del colegio o abrimos un negocio, o cuando tenemos un hijo,

            hasta donde sabemos, el burbujeo del cielo se queda en el refrigerador. ¿A qué tanta alharaca por

            nuestra conversión?

                Nosotros no siempre compartimos ese entusiasmo, ¿verdad? Cuando usted oye que se salva

            un alma, ¿deja todo y corre a celebrarlo? ¿Hace eso que su día sea bueno o hace que su día malo
            sea mejor? Tal vez nos sintamos complacidos, pero ¿exuberantes? ¿Revientan nuestros pechos

            con gozo? ¿Sentimos la urgencia de llamar la orquesta, cortar la torta y hacer fiesta? Cuando se
            salva  un  alma  el  corazón  de  Jesús  se  torna  como  el  firmamento  nocturno  en  el  día  de  la

            independencia, radiante con explosiones de alegría.

                ¿Podría decirse lo mismo de nosotros? Tal vez este es un aspecto al cual nuestros corazones

            debe dar algo de atención.






            LA OBRA MAGNA DE DIOS




                ¿Por qué Jesús y sus ángeles se regocijan por un pecador que se arrepiente? ¿Pueden ver algo
            que nosotros no podemos ver? ¿Saben algo que nosotros no sabemos? Claro que sí. Saben lo que

            guarda el cielo. Han visto la mesa, han oído la música, y se mueren de deseos de ver su cara
            cuando usted llegue. Todavía mejor, se mueren de deseos de verlo llegar.

                Cuando usted llegue y entre a la fiesta ocurrirá algo maravilloso: una transformación final. Usted

            será tal como Jesús. Beba hasta el fondo en 1 Juan 3.2 : «Aún no se ha manifestado lo que hemos

            de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos
            tal como Él es » (cursivas añadidas).

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