Page 94 - Lucado. Max - Como Jesús_Neat
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•       llamada al cielo o dirigiéndose al infierno ( Marcos 16.15– 16 )



                Cuando naufragó el vapor Titanic , más de dos mil cien personas cayeron a las frígidas aguas

            del Atlántico. En la costa se pusieron los nombres de los pasajeros en dos columnas sencillas:
            salvos y perdidos.  La lista de Dios es igualmente sencilla.
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                Nuestros libros de contabilidad, sin embargo, están atiborrados con columnas innecesarias. ¿Es
            rico? ¿Es bonita? ¿En qué trabaja? ¿De qué color es su piel? ¿Tiene título universitario? Estas

            cosas son irrelevantes para Dios. Conforme  Él nos moldea para que seamos más como Jesús,
            esas cosas también se vuelven irrelevantes para nosotros. Alguien parafraseó 2 Corintios 5.16 :

            «Nuestro conocimiento de los hombres no puede basarse ya más en su vida externa».

                Tener un corazón como el suyo es mirar las caras de los salvos ¡y regocijarnos! Están apenas a

            una tumba de ser como Jesús. Tener un corazón como el suyo es ver la cara de los perdidos y orar.
            Porque a menos que ellos se conviertan, están apenas a una tumba del tormento.


                C. S. Lewis lo dijo de esta manera:



                    Es  algo  serio  vivir  en  una  sociedad  de  posibles  dioses  y  diosas,  recordar  que  la

                    persona  más  aburrida  y  menos  interesante  con  quien  usted  habla  puede  un  día
                    convertirse en una criatura a la que, si usted la viera ahora, se sentiría fuertemente

                    tentado a adorar, o convertirse en un espanto y corrupción como usted ve solo en una

                    pesadilla. Todo el día estamos, hasta cierto punto, empujándonos unos a otros hacia
                    uno u otro de estos destinos.
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                Así que mi reto para usted es sencillo. Pídale a Dios que le ayude a captar su visión eterna del
            mundo. Toda persona con quien usted se cruza ha recibido una invitación a la cena. Cuando uno

            dice  que  sí,  ¡celébrelo!  Cuando alguno actúa  remoloneando,  así como  yo anoche, haga  lo  que

            hicieron mis hijas. Ínstelo y anímelo a que se aliste. Es casi la hora de la fiesta, y usted no quiere
            que esa persona se la pierda.




                    Corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.





            3 James Ryle, manuscrito inédito. Usado con permiso.
            4 C. S. Lewis, The Weight of Glory , Macmillan, Nueva York, 1949, pp. 14–15.
                                                                                                                   94
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