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En contraste la mejor obra de Jesús es su obra final, y su paso más fuerte fue el último. Nuestro
Maestro es el ejemplo clásico de uno que resistió. El escritor de Hebreos pasa a decir que Jesús
perseveró a pesar de «que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo». La frase implica
que Jesús podría haber cedido. El corredor podía haberse dado por vencido, haber tomado asiento
o irse a casa. Podía haber abandonado la carrera. Pero no la abandonó. Perseveró a pesar de que
los malos le estaban haciendo mal.
LA RESISTENCIA
¿Ha pensado usted en las cosas malas que le hicieron a Cristo? ¿Puede usted pensar en las
ocasiones en que Jesús podía haberse dado por vencido? ¿Qué tal en la tentación? Usted y yo
sabemos lo que es soportar un momento de tentación o una hora de tentación, e incluso un día de
tentación. Pero, ¿cuarenta días? Eso fue lo que Jesús enfrentó. «Jesús, lleno del Espíritu Santo,
volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el
diablo» ( Lucas 4.1– 2 ).
Podemos imaginarnos la tentación en el desierto como tres eventos aislados en un lapso de
cuarenta días. Ojalá hubiera sido así. En realidad la tentación de Jesús fue incesante; «el diablo
tentó a Jesús por cuarenta días». Satanás atrapó a Jesús como una camisa y no quería soltarlo. A
cada paso le susurraba al oído. En cada recodo del sendero le sembraba duda. ¿Sufrió Jesús el
impacto del diablo? Evidentemente que sí. Lucas no dice que Satanás trató de tentar a Jesús. El
versículo no dice que el diablo intentó tentar a Jesús. El pasaje es claro: «el diablo tentó a Jesús».
Jesús fue tentado , fue probado . ¿Tentado a cambiar de lados? ¿Tentado a irse a casa? ¿Tentado
a conformarse con un reino en la tierra? No lo sé, pero sí sé que fue tentado. Una guerra rugía en
su interior. La tensión atacaba por fuera. Puesto que fue tentado, podía haber abandonado la
carrera. Pero no lo hizo. Siguió corriendo.
La tentación no lo detuvo, ni tampoco las acusaciones. ¿Puede imaginarse lo que sería correr
una carrera y que lo critiquen los espectadores?
Hace algunos años participé en una carrera de cinco kilómetros. Nada serio; simplemente un
trote por el barrio para levantar fondos para una obra de beneficencia. No siendo el más sabio de
los corredores, arranqué a un paso imposible. En menos de un kilómetro ya me estaba faltando el
aire. Algunos espectadores me animaban con simpatía a que siguiera. Una señora compasiva me
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