Page 4 - El maquinista de la General
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La operación había sido preparada por el famoso General Mitchell, que había
previsto apoderarse de Chattanooga en cuanto quedase
desabastecida. Pero un suceso imprevisto dio al traste
con la maniobra. El maquinista de la «General», William
Fuller, tomándose aquel robo como una afrenta personal,
reunió a otros dos operarios del ferrocarril y encabezó la
persecución de la locomotora: primero a pie corriendo
sobre los raíles casi cinco kilómetros, posteriormente en
una plataforma, y finalmente a bordo de otra locomotora,
la «Texas». Al saberse perseguidos, los espías unionistas
sembraron las vías férreas de obstáculos y hasta soltaron
su vagón de cola en llamas con idea de incendiar o, al
menos, retrasar a sus perseguidores. Nada de ello les
detuvo, y la «Texas» continuó pisándole los talones, a la vez que avisaba por
telégrafo a las tropas confederadas, que salieron a cerrarles el paso. Una
repentina avería de la «General» hizo que los espías abandonaran la máquina y
se escondieran en los bosques cercanos, donde fueron finalmente capturados y
algunos de ellos ajusticiados. Tras meses de confinamiento en prisión, sin que
sus propios mandos supieran de su paradero, ocho de ellos consiguieron
escapar en octubre de 1862, y los seis restantes fueron liberados en un
intercambio de prisioneros en marzo de 1863; el 25 de ese mes llegaban a
Bridgeport (Alabama), donde fueron aclamados como héroes.
Parte II: La estructura del guión
Buster Keaton había tomado la idea de su película tras leer una novela entonces
muy conocida, «The great locomotive chase», que contaba un episodio real
ocurrido durante la Guerra Civil norteamericana. Los hechos allí reseñados -la
incursión de espías unionistas en territorio confederado, el robo de una
locomotora y su posterior persecución y encarcelamiento por los confederados-
sucedieron en 1862, en plena Guerra de Secesión, y eran en realidad una
elaboración bastante literaria de un relato histórico anterior.
Uno de los supervivientes, William Pittenger, publicó su relato de toda la
operación militar en un libro que tituló «Daring and suffering: A history of the
great railway adventure» («Audacia y sufrimiento: Una historia de la gran
aventura ferroviaria»), que vio la luz en 1864, pocos meses después de los
hechos. Las palabras del prólogo, redactadas por los editores, dejan entrever la
gran expectación que tal suceso despertó en el bando unionista: «Durante la
última primavera, la entera nación ha estado ansiosa por conocer las
revelaciones hechas por los supervivientes de esta expedición secreta al
Presidente y al Gabinete de Washington. Como es sabido, se trataba de una
misión de un grupo de soldados, al mando del General Mitchell, que habían sido
enviados al corazón del territorio confederado casi un año antes. De los
veintidós audaces aventureros que arriesgaron sus vidas y penetraron en suelo
enemigo, ocho fueron ejecutados y los otros, después de sufrir incontables
penalidades, lograron finalmente cruzar las líneas enemigas y reincorporarse a
sus regimientos. Cada uno de ellos recibió la medalla del honor de manos del
Presidente. El relato de su larga cautividad, con intentos de escapada y
sufrimientos y dolores sin cuento, es narrada con todo lujo de detalles. Ningún
otro hecho de la historia reciente de nuestro país es más interesante que esta
apasionante aventura».