Page 56 - La Rebelión de los Bolsillos Rotos
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Ronald J. Acosta Pineda
conocimiento y la experiencia de Dios en la vida conduce a
una adecuada y moderada utilización de los bienes materia-
les.
La experiencia de Dios en la vida de una persona la lleva
a imitar el gran amor que Él tiene por cada uno de nosotros,
esto se traduce en ser capaces de compartir los bienes con los
cercanos y con los más necesitados. El amor de Dios en una
persona lo capacita para el desprendimiento de todo lo rela-
tivo, de esta manera la persona experimenta que su vida de-
pende del Dios de las cosas y no de las cosas de Dios.
Aquí de lo que se está hablando es de caridad; hacer ca-
ridad o practicar la caridad es tener los mismos sentimientos
que Dios y realizar las mismas acciones que Él haría en de-
terminadas situaciones de miseria, pobreza o dificultades
económicas de cercanos o lejanos. Obrar con egoísmo y con
sentimientos acaparadores hace confiar más en los bienes, a
los que el Maestro, Jesús, llamará abiertamente necios:
Les dijo una parábola: 'Los campos de cierto hombre
rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo:
'¿Qué haré, pues no tengo dónde almacenar mi cosecha?
Y dijo: 'Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros,
edificaré otros más grandes, reuniré allí todo mi trigo y
mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes
en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe,
banquetea.' Pero Dios le dijo: '¡Necio! Esta misma noche
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