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guraban que fue el párroco José Rosales, muy se volvió rojo completamente y la gente gritaba:
influenciado por la arquitectura gótica, quien ¡el fin del mundo! ¡el fin del mundo!, y corría a
determinó el estilo de la construcción del ora- las montañas para salvarse”.
torio. Refieren, además, que este sacerdote Se volvió tradición en Armenia, que el siete
tenía experiencia en edificaciones, pues era de junio de cada año la población todavía se
hijo de un maestro de obra. sintiera en gracia de Dios, luego de que todo
El templo al abrirse el nuevo siglo (1900), el día habían participado de la celebración del
estaba ubicado frente a la plaza de la villa y Jueves de Corpus. En procesión los feligreses, al
conformaba con ella un área arquitectónica estallido de los cohetes de vara, habían visitado
impresionante. Lucía su fachada en todo su las casas, sus altares, cantado sus alabanzas,
esplendor. Con un arco apuntado en la entrada compartido el marquesote y los refrescos de
(ojiva), una nave central alta, sostenida de con- horchata. Nadie esperaba que la alegría se tor-
tra fuerte, sus dos torres campanarios, con un nara en tragedia.
remate cónico, adornado de platillos de plata, Según refieren testigos de ese acontec-
su reloj y en medio, en su parte superior, como imiento, como don Enrique Cárcamo; el cura
una decoración del exterior, un tetralóbulos párroco, Evaristo Sanchis, dispuso que todas
(producto de cortarse cuatro circunferencias las imágenes del templo acompañaran al Santí-
trazadas a partir de un cuadrado) diseñado con simo.
gran simplicidad, pero con mucha belleza. Cárcamo recordaría después que la procesión
Sus tres puertas, la principal al poniente: la regresó a eso de la una de la tarde a la parroquia
historia de Jesús y sus antepasados; la lateral y observó cómo el padre Sanchis, junto a sus
norte: Historia de la Pasión de Cristo y lateral feligreses, colocaban todos los santos en fila
sur: historia de la iglesia. en la nave central. “Así – dijo- se nos facilita
Claudia Lars, nació en Armenia el 20 de dic- colocarlos de nuevo en su lugar mañana”. Nunca
iembre de 1899, en una foto del álbum familiar imaginó que horas más tarde su oratorio que-
escribió en su parte inferior, de su puño y letra: daría reducido a escombros. Al momento del
“La iglesia donde me bautizaron”. Sobre ese siniestro, se encontraba rezando, pero, como
mismo santuario, en su libro Tierra de Infan- expresó más tarde, “No era su hora de ser lla-
cia, apuntó: “Frente al portal de nuestra casa mado por el señor”.
se abría la típica plaza de todas las poblaciones Las ondas expansivas esa noche hicieron
rurales de mi país, y alrededor de ella se levant- que las casas se desplomaran, el suelo se abri-
aban las casas de las principales familias del era. Toda la gente corría sin rumbo; algunos
municipio y la blanca iglesia con sus dos torres pobladores se refugiaban en la plaza, por ser
campaneras, donde las golondrinas anidaban un espacio más abierto; otros se disparaban
confiadamente”. al cerro de las “peñitas”, pues no querían ser
Sin embargo, esta obra arquitectónica y alcanzados por la lava del volcán.
orgullo de la población armeniense, no pas- El padre Sanchis, pasada la catástrofe, como
aría de su adolescencia. El 7 de junio de 1917 en en otras ocasiones subió a la pequeña colina,
horas de la noche, un fuerte temblor, seguido para ver lo que había quedado de su iglesia,
media hora después de un terremoto, acabó con esta vez no para dar misa ni envuelto en una
ella y todo lo que estaba en pie a su alrededor. sotana; todavía se notaban las huellas en su
Como se comentó en una crónica periodística camisa llena de polvo y manchas de sangre,
de esa época, “El antiguo Quezaltepc (el volcán) pues no había sido ajeno a los gritos, quejidos
había reventado”. y lamentos que viajaban con el viento y pedían
“Cuando reventó, aquel año de 1917 - Hernán auxilio.
Catalán, originario de Armenia-, narra que su Luego de sortear varias pilas de escombros
mamá, Antonia Catalán, quien contaba con 17 diseminadas en el atrio y contemplar una de las
años, le contó que todo el pueblo se cayó. El cielo torres que aún quedaba en pie; logró traspasar
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