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LA CONDESA CONSUELO SUNCIN, INTERIOR DE LA IGLESIA EN 1956
EN MEDIO VESTIDO COLOR
BLANCO, ATRAVIESA EL ATRIO EN
UN PASEO POR ARMENIA EN 1952
“maleante”. Nunca se supo quiénes eran sus Ramos, un médico muy respetado del pueblo y
padres. Era muy común oírlo gritar y verle ligado a la familia Llort, una de las más impor-
caminar de lado, no porque le faltarán algunos tantes de la ciudad. El galeno fue el primer
centímetros a sus pies, o tener uno más grande sorprendido, al ver a Ciriaco Corral, ya con la
que otro, sino porque la bolsa le pesaba de tan- sotana arriba de la cintura, disparando al aire
tas monedas que cargaba de la venta del diario. para sacarlos del templo. Todavía al pie de las
Cárcamo, alegre con la salida de Martínez, gradas la gente lo pudo observar en la puerta del
ese día – 10 de mayo-, no gritó “eldioy”. Se santuario blandiendo su revólver y vociferando
unió a la manifestación alrededor del parque y en forma amenazante.
en un acto de euforia se metió a la Iglesia y con Pero a los manifestantes les esperaba otra
suma destreza sorteó las escaleras de la torre y sorpresa en la calle. Los estaban acechando los
comenzó a tocar las campanas. El pueblo debía soldados, unos portando el uniforme y otros
darse cuenta que el “tirano” había caído. Y vestidos de civil. De las dos columnas frente
empezaron aquellas campanas a sonar, “belen- al templo solo se veían salir las bocas de los
guén”, belenguén”. fusiles. Otros apuntaban sus armas sostenidas
No había transcurrido mucho tiempo del en los sillones de cemento del parque.
repiqueteo, cuando el padre Corral salió cor- Ramos, al verse rodeado por la boca de los
riendo del convento, con la sotana casi arriba máuser, se dirigió al sargento que los comand-
de su cintura para no trabarse en ella y dar unos aba, cuyo sobrenombre era “Tunca Pedorra”. Un
traspiés. No se sabe de dónde la sacó, tal vez hombre temible de esa época. En el alzamiento
la traía envuelta en la túnica, pero pistola en contra Martínez, que más tarde fracasó, este
mano le grito a Cárcamo: “Si no te bajás de allí, militar cerca de la estación de Armenia cap-
yo te voy a bajar Hijueputa”. Y se lo repetía, turó al coronel Tomas Calvo, quien luego de
una y otra vez. No era raro por esa época que ser sometido fue trasladado a San Salvador,
la gente anduviera armada, pero un cura era donde fue fusilado.
sorprendente. El médico, un hombre educado y de buenos
El líder de esa manifestación era el Dr. Jorge modales, lo cubrió con su mirada y le preguntó:
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