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Estaba enterrada - agregó el cura Rodríguez - porque los chibchas
que eran los habitantes originarios de estos valles, adoraban la
naturaleza y hacían ofrendas en su seno.

Riverita recibió la figura y el encargo de hacer una réplica en
piedra tallada con su pedestal, para que sea surtidor de la fuente del

Parque Municipal.
Una creatura mítica, un ser llegado del pasado, reposa en el centro
del pueblo de Sopó, mostrando con su figura la representación de lo
creado
Los viajes largos son propicios para la pensadera y por esos
rieles, durante horas y horas, rodaron recuerdos, razones y
reflexiones.
Estaba movido por desasosiegos y perturbaciones que no me
daban vida, más bien, presagiaban mi muerte. No sabía qué hacer.
Quería estar y no encontraba dónde, quería cambiar y no
encontraba cómo, quería entender y no encontraba cuando.
De todo pasó por mi cabeza, hasta que finalmente el tren
me dejó en la estación de Bosconia, donde tomé un bus para
Valledupar.
Después del mediodía y con el sol embravecido, llegué a
Valledupar, una pequeña ciudad con árboles bellísimos y música de

acordeones.
Caminé calles y en el zaguán de una casona vi una jaula con
dos palomas mensajeras que estaban para la venta. Las compré sin
pensar, quizá obedeciendo al impulso, y luego de comer un algo,
tomé la flota para Pueblo Bello, donde se acaba la carretera y
comienza la Sierra Nevada de Santa Marta
Esa noche dormí en la pensión del pueblo y a la hora de la
comida conocí a unos señores, quizá huéspedes que me
preguntaron para donde iba, como me llamaba y de dónde venía.
Les contesté que iba para la Sierra Nevada buscando a Liberato
Crespo, que venía de Sopó y me llamaba Hilde.

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