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Tampoco veré el templado valle de las fundiciones ni la legendaria
ciudad de Posiueika. Pero quizá me encuentre con los restos de esa
antigua Civilización del Buen Gobierno, que floreció junto al mar de
los caribes en el triángulo montañoso más alto del mundo.

Por ese turbulento Atlántico, llegaron las naves de los
conquistadores a tierra firme.
Avistado que fue el primer poblado en las laderas, - con el acicate de
conseguir grandes tesoros- a sangre y fuego, entraron los
conquistadores a Pueblito, haciendo pillaje y llevando destrucción y
ruina.
Por el camino el Arhuaco mayor dijo que íbamos para Nabusímake.
Durante muchos años en Nabusímake se asentó una Misión
Franciscana. Finalmente fue devuelta a los Arhuacos, sus dueños
originales.
. Llegamos en la tarde y mis compañeros de viaje se fueron, no
sin antes dejarme en manos de otro indígena al que también
llamaron primo y dijeron pernoctaba en este pueblo.
Esa noche en Nabusímake, me acogieron dos
estudiantes Universitarios que estaban por unos días haciendo
investigación y habitaban una pequeña casita. Con ellos

conversé y pasé la noche. Al otro día mi guía dijo que todavía no
podíamos salir porque para ir a Yugaka, la tierra de Liberato,
había que tener permiso del Cabildo.

Camino Yugaka, Sierra Nevada de Santa Marta
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