Page 63 - Cuentos para Triunfar
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2º) Defínalo claramente.


                                              El oso y el cazador



                  Esta es la historia  de  un buen cristiano al que  le  gustaba cazar  osos en  los
                  bosques.
                      Una mañana muy temprano se dirigió a la montaña, con su escopeta de
                  doble caño y su equipo de campamento, muy decidido a cazar una gran presa.
                      Promediaba el día, cuando un enorme oso, tal vez el más grande que jamás
                  haya visto, se le apareció por atrás. Estaba parado en sus dos patas y a escasos
                  dos metros, por lo que aquel animal parecía más grande aún.
                      Trató de concentrarse y apuntando al corazón de la bestia, apretó el gatillo
                  pero el disparo no salió. Intentó con el segundo caño pero ocurrió lo mismo;
                  tal vez los cartuchos, tal vez los nervios, lo cierto es que tenía a aquel animal a
                  punto de atacarlo y sin más armas para defenderse.
                      Temblando y transpirando como nunca lo había hecho, no le quedó otra
                  que arrodillarse y rezarle a Dios en quién siempre había creído, y en quién
                  siempre había depositado toda su confianza.
                      Y así lo hizo:
                      -  Oh Dios!, por favor, has que este oso "se convierta en un cristiano"...
                      El hombre continuaba repitiendo su confusa frase una y otra vez:
                      -  Oh Dios!, por favor, has que este oso "se convierta en un cristiano"...
                      En el cielo, Dios se rascaba la frente y se preguntaba:
                      -  Qué diablos es lo que me está pidiendo este fiel hijo mío?.
                      En la tierra, el hombre continuaba:
                      -  Oh Dios!, por favor, has que este oso "se convierta en un cristiano"...
                      Ante  la  insistencia  de  aquel  hombre,  y  sin  entender  mucho  su  petición,
                  procedió Dios a conceder su deseo.
                      En ese momento, los cielos se abrieron y un rayo de intensa y blanca luz
                  iluminó al oso. Se escuchó una voz que bajaba del cielo y decía:
                      -  Oso, conviértete en un cristiano, porque esa es la petición de este hijo
                          mío, y sus ruegos fueron escuchados.
                      Y dicho esto, la luz desapareció y un gran silencio inundó todo el bosque.
                      El oso, aún parado en dos patas, retrocedió; se arrodillo; se persignó; juntó
                  sus manos y mirando al cielo dijo:
                      -  Oh  Dios!,  "bendice  estos  alimentos  que  en  tu  nombre  me  voy  a
                          comer..."
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