Page 66 - Cuentos para Triunfar
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encontrarla. Pero hay algo que sí puedes hacer: dirígete al Palacio De
Las Cinco Puertas que está en la salida norte de Damasco. Cuando te
encuentres frente a la puerta de cristal, pronuncia tu nombre y ella se
abrirá. En su interior encontrarás otras cinco puertas. Cada puerta del
palacio, representa los distintos caminos posibles que una persona
puede tomar en busca del éxito; pero sólo una es la que te llevará hasta
él, porque uno solo es "el camino de la excelencia". Deberás elegir una
de ellas como el camino a seguir; pero una vez que lo hayas elegido, no
podrás cambiarte a los otros; pues ello significaría la ruina.
Partió Sadoq entusiasmado por las palabras del sabio a quien agradeció el
consejo. Otros sesenta kilómetros de viaje lo esperaban.
Al llegar a Damasco, le fue indicado el lugar donde se encontraba el
Palacio:
- Sólo debes seguir las caravanas de mercaderes y comerciantes –
Aseguró un damasceno.
Al salir de la ciudad, encontró una gran cantidad de gente que se dirigía
rumbo al palacio. Al llegar, otra muchedumbre mucho más numerosa se
encontraba allí. Había tiendas distribuidas a lo largo del camino de acceso,
hasta un descampado de una gran extensión donde estaban los mercaderes con
sus camellos, sus vendedores, sus sirvientes y sus familias.
Todo el mundo parecía indiferente ante la belleza de aquel palacio. Los
mercaderes vendían. Los pobres pedían. Los niños esperaban por un plato de
comida. Y el palacio, como un centinela, aguardaba la visita de algún
"soñador", para mostrarle sus caminos.
Sadoq se dirigió inmediatamente a la puerta de cristal, y pronunció su
nombre, tal como se lo había dicho el sabio. Para su asombro, la puerta se
abrió ante él como si lo estuviera esperando. Se inquietó un poco; sintió algo
de temor, pero siguió los pasos de una bella alfombra persa que le indicaba
por dónde ir. Efectivamente, al final del corredor se encontró con un gran
patio cubierto por una cúpula de cristal tallado que atenuaba los rayos del
ardiente sol. En medio de él, una refrescante fuente de donde emanaba
abundante agua de un enorme cántaro, rompía el silencio de la soledad y la
soledad del silencio. En los costados, una galería servía de reparo a cada una
de las cinco puertas. Sadoq trató de recordar las palabras del sabio, y fue así
como se dirigió a la primera de ellas.
Cuando la abrió, Sadoq vio a través de ella a un rico mercader que ofrecía
un talento y un plato de comida para aquel que quisiera trabajar llevando y
trayendo pesada mercadería todos los días durante todo el día. En ese
momento, un hombre se acerca al mercader y le dice: