Page 117 - historia del arte IV mariana MOrosoles
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Reina sobre esta barbarie el todopoderoso Joh Fredersen, gobernador de

                  la  ciudad,  que  parece  controlar  todo  perfectamente  hasta  que  su  propio  hijo
                  Freder, asiduo de la inopia de los ricos, conoce por casualidad a María (Brigitte

                  Helm), una mujer que lucha de forma pacífica y persuasiva por la causa de los
                  trabajadores, y a la que decide seguir hasta las catacumbas urbanas. Allí es

                  testigo de la desgraciada existencia del proletariado y decide unirse a ellos. Sin
                  embargo, su padre, tras conocer estos hechos recurre a la ayuda de un científico,

                  quien fabrica un robot capaz de asumir la forma física de cualquier humano, con

                  el que el magnate-gobernador sustituirá a María y alentará los disturbios de los
                  obreros, teniendo así una excusa para lanzar una represión violenta contra ellos.

                  Los deseos ocultos del científico y la resistencia de María y Freder a su destino
                  se interponen en el desenlace de esta asombrosa pieza clave del expresionismo

                  alemán,  que  todavía  hoy  sigue  generando  todo  tipo  de  hipótesis  sobre  su
                  mensaje. Colgada de las teorías básicas del marxismo, y de la entonces reciente

                  revolución  rusa,  reivindicada  después  por  el  nacionalsocialismo  de  Hitler,

                  plagada de filosofía visual hasta su último fotograma, cumbre del expresionismo
                  alemán, plenamente actual, mutilada y luego restaurada.



                                                                         María,  esa  especie  de
                                                                              sacerdotisa  griega  que

                                                                              difunde su mensaje por
                                                                              las  cavernas  de  la

                                                                              ciudad  subterránea  es
                                                                              el  alma  poderosa  de

                                                                              Metrópolis.     Es     el

                  consuelo de los obreros, el rostro personalizado de todos los males del mundo
                  llamando al pacifismo y a la concordia, la espiritualidad virgen de quienes no

                  encuentran métodos para luchar, porque ni siquiera saben que están oprimidos.
                  La fuerza de este personaje, hoy en día símbolo, aunque manipulado durante

                  años  por  el fascismo  y  el  comunismo,  de  la  lucha  social,  es  aún  más  fuerte
                  comparada con su atractiva némesis, la sensual María/Robot. La eterna lucha

                  entre  el  bien  y  el  mal  nos  golpea  con  el  mismo  rostro  rubio  de  ojos  claros,

                  confundiéndonos  en  nuestra  moral  de  espectadores  del  nuevo  siglo.  La                  Página9
                  humanidad y la máquina dándonos a elegir en una guerra que parece imposible
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