Page 289 - El Misterio de Salem's Lot
P. 289
Los dos se miraron por un momento, pero que para Ben pareció alargarse de una
manera extraña, mientras le invadía una sensación de irrealidad. El muchacho le
recordaba físicamente al chiquillo que él mismo había sido, pero había algo más.
Tuvo la sensación de un peso en la nuca, como si de alguna manera percibiera que la
reunión de sus vidas era algo mas que casual. Fue algo que le recordó el día que se:
había encontrado con Susan en el parque, y cómo la superficial conversación entre
dos personas que acababan de conocerse le había parecido extrañamente densa y
cargada de presagios.
Tal vez el chico sintiera algo parecido, porque sus ojos se abrieron un poco más,
mientras su manó se tendía hacia la baranda del porche, como si buscara apoyo,
—Usted es el señor Mears —dijo, y no era una pregunta.
—Sí, pero me temo que tú me llevas ventaja.
—Yo me llamo Mark Petrie—dijo el muchacho—. Y tengo malas noticias para
usted.
Seguro que las tienes, pensó acongojado Ben y trató de acorazarse para lo que
pudiera ser, pero cuando el chico habló la sorpresa fue total, devastadora.
—Susan Norton es uno de ellos —dijo—. Barlow la sometió en la casa. Pero yo
maté a Straker, al menos eso creo.
Ben se quedó sin habla.
Sin esfuerzo, el chico se hizo cargo de la situación.
—Tal vez pudiéramos dar una vuelta en su coche mientras hablamos. No quisiera
que nadie me viera por ahí. A estas horas debería estar en el instituto, y además ya
tengo problemas con mis padres.
Ben dijo algo, sin saber bien qué. Después del accidente de motocicleta que costó
la vida a Miranda, se había levantado del pavimento aturdido, pero ileso, y el
camionero había venido hacia él, proyectando una doble sombra bajo la luz de los
focos de la carretera y de los del camión. Era un hombre grande y calvo que llevaba
un bolígrafo en el bolsillo del pecho de su camisa blanca, y en el bolígrafo se leía en
letras doradas «Frank's Mobil Sta» y lo demás no se veía porque lo ocultaba el
bolsillo, pero Ben adivinó que las últimas letras eran «ñon», elemental, mi querido
Watson, elemental. El camionero le había dicho algo, Ben no recordaba qué, y
después lo había cogido suavemente del brazo, procurando apartarlo de allí. Pero Ben
estaba mirando uno de los mocasines de Miranda, caído junto a las enormes ruedas
traseras del camión de mudanzas y, soltándose de la mano del camionero, había
empezado a andar hacia allí y el hombre había dado dos pasos detrás de él y le había
dicho: «Yo de usted no lo haría.» Y Ben lo había mirado estúpidamente, ileso a no ser
por un pequeño rasguño en la mano izquierda, sin poder decirle al camionero que
cinco minutos antes eso no había sucedido, sin poder decirle que en algún mundo
paralelo él y Miranda habían doblado a la izquierda en la esquina anterior y seguían
www.lectulandia.com - Página 289