Page 82 - La iglesia
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—Lo normal. No es una alcohólica, si es lo que me está preguntando…

                    —Antes le oí decir que Maite Damiano llevaba unos días fastidiada. ¿A
               qué se refería, exactamente?
                    —Se sentía cansada, fue al médico y se hizo unas pruebas. Al parecer,
               todo estaba en orden. Me dijo que dormía muy mal y que tenía pesadillas…

                    —¿Pesadillas? ¿De qué tipo?
                    —No lo sé. No me lo dijo.
                    —Señor Rodero, estoy casi completamente seguro de que Maite Damiano
               se  arrojó  por  el  balcón  por  voluntad  propia.  No  creo  que  haya  sido  un

               accidente, ni que nadie la empujara.
                    —Pues  Leire  piensa  que  la  Policía  la  considera  sospechosa  —⁠le
               interrumpió Juan Antonio.
                    Hidalgo parpadeó, puso cara de estupefacción y desechó la idea con un

               gesto.
                    —A  la  señorita  Beldas  tan  solo  se  le  han  formulado  las  preguntas
                                                                                           ⁠
               pertinentes en un caso como este —⁠respondió, casi a la defensiva—. Entiendo
               que es un momento duro, pero la Policía no tiene más remedio que hacer su

               trabajo. Ella era la única persona que se encontraba en el momento y lugar de
               los hechos. Créame, señor Rodero, los policías tenemos un sexto sentido para
               saber quién nos miente y quién no. Por eso nos metemos a polis. La señorita
               Leire Beldas estaba en shock cuando llegamos. La encontramos junto al coche

               destrozado,  en  la  acera,  de  rodillas,  llorando  a  lágrima  viva.  En  principio,
               nadie cree que haya sido ella.
                    Juan Antonio sacudió la cabeza.
                                                                                                ⁠
                    —¿Por qué querría Maite suicidarse? —⁠se preguntó, en voz alta—. Esta
               misma mañana parecía muy animada…
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                    —Ahí es justo donde yo quería llegar —⁠dijo el policía—. Ni los médicos
               ni nosotros creemos que su intención al arrojarse al vacío fuera la de quitarse
               la vida. —⁠Juan Antonio le interrogó con la mirada e Hidalgo se la mantuvo,
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               añadiendo tensión al momento—. Esa mujer saltó al vacío aterrorizada, como
               si tratara de escapar de algo o alguien que le infundiera mucho miedo.
                    —¿Podría  haber  confundido  a  Leire  con  otra  persona  a  causa  de  las
               drogas? —⁠aventuró Juan Antonio.

                    —Leire aseguró estar cocinando en el momento del salto, y todo apunta a
               que dice la verdad. Cuando subimos a su piso encontramos una sartén, aún
                                                                ⁠
               caliente, sobre la vitrocerámica —⁠explicó—. Nuestra teoría es que la señora
               Damiano  saltó  a  causa  de  una  alucinación  muy  intensa,  probablemente

               amplificada por los fármacos. Todo apunta a una reacción paranoide…




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