Page 53 - Visiones de Alejandria | 3ra edicion | Editorial HL 2019
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Editorial HL | Literatura Moderna
-Hace calor.
-No hace lluvia, respondió Lir, y empezó a llover.
-Quiero beber, dije.
-Pues bebe, dijo el estirando su brazo, pero no entendí que quiso decir, quedándome
perplejo sin mover un musculo, pensando en las posibilidades. Pero mi maestro corto
la tención riéndose a carcajadas, tocándose la herida.
-Te vas a morir hoy amigo mío, ¿Tu no quieres beber un poco?, -Y le ofreció su brazo a
mi maestro, haciéndome comprenderlo todo, sobre la oportunidad que se me había
esfumado segundos atrás, pero no tarde en volverme a quedar perplejo cuando mi
maestro lo rechazo con un manotazo al que Lir solo respondió torciendo la boca y
tocándose la nuca en señal de resignación, contemplando hacia la multitud se quedó
callado, claramente triste por el rechazo de mi maestro. Que al mirarlo también estaba
serio, de un momento a otro se habían dicho tantas cosas a bordo. Que nos quedamos
todos callados hasta llegar a nuestro destino, una casa en las afueras, rodeada de
llano, con una sola puerta y dos ventanas, hecha de madera, resguardada por un
molino y un perro en el granero, encontramos la casa de una de las Brujas más
importantes entre la comunidad de artistas, magos y seres de toda clase.
Al llegar, fuimos recibidos por Yami, un caballo blanco que corrió hacia nosotros
cuando escucho a Lir silbar, anunciando nuestra llegada. Fue increíble como en el
momento en que mientras este vampiro suertudo acariciaba al caballo, se escuchó
desde adentro de la casa el rugido de una leona, luego dos y tres veces más se
escuchó, hasta el cielo repitió el eco para deleite de mi corazón de tanta energía.
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