Page 57 - Visiones de Alejandria | 3ra edicion | Editorial HL 2019
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Editorial HL | Literatura Moderna


                  Esa noche, como tal no era macabra, sino todo lo contrario, consistía en una jornada


                  religiosa  de  14  horas  de  duración,  durante  las  cuales,  ningún  mago,  familia,  viejo,

                  jornalero, obrero, maestro o quien fuere, que fuese creyente y consiente, saldría de su


                  casa permaneciendo a obscuras encerrados con su familias o con quien lo prefiriese,


                  haciendo  lo  que  quisiese,  en  las  formas  que  lo  desease  siempre  y  cuando  fuera


                  adentro de casa y a obscuras; ¿La razón? Era que las almas andarían por ahí…


                  Unos  no  creyeron,  otros  si  lo  hicieron  por  precaución,  pero  los  que  estaban  más


                  obligados  a  creer  en  ello,  fueron  los  judíos  y  los  que  tenían  muchos  niños,  porque


                  decían que si dejaban las lámparas o velas encendidas, seguro algo de lo pasaría por el

                  pueblo verían.



                  Porque  en  efecto,  como  dije  al  inicio,  mis  amigas  las  brujas  y  yo,  estábamos  en  la


                  misión  de  dar  de  comer  a  las  almas  que  pasaron  durante  esa  noche  a  través  de  la


                  localidad de Bergen. Ese día fue único en su historia; resulta que un domingo atrás,

                  una botella de cristal con un rollo de papel adentro cayó desde el cielo justo en el atrio


                  de la iglesia, precisamente cuando todos salían de la misa de las seis de la tarde; lo cual


                  naturalmente,  puso  en  estado  de  alerta  a  todos  en  la  localidad,  sumándose

                  rápidamente personas de otros barrios, todo debido a la profecía contenida, que les


                  advertía sobre el paso de una caravana de almas en pena, detallando que se trataba de


                  un conjunto de más de diez mil animas cargando sus pertenencias, familias y ajuares;

                  todas pasarían a través de esta dimensión durante lo que mide todo el conjunto de


                  barrios de la ciudad. Increíble, pero cierto, atravesarían y la gente iba a poder verlos en


                  caso de atreverse a hacerlo; fue tal la rareza del evento, que Raf y Nag, dos brujas

                  verdaderas  habitantes  de  uno  de  los  barrios,  decidieron  invitarme  a  presenciar






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