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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
Lección 25
«…sois de vuestro padre el diablo»
(Juan 8:44)
El contexto del cual viene el pasaje asignado es Juan 8:30-59. El texto registra en Juan 8:30-32
lo siguiente:
«Al hablar estas cosas, muchos creyeron en El. Entonces Jesús decía a los judíos que habían
creído en El: Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Entonces, un poco más tarde, dijo al mismo grupo: «Sois de vuestro padre el diablo y queréis
hacer los deseos de vuestro padre» (Jn. 8:44). Esta difícilmente sería la clase de declaraciones
que podrían lograr que la gente lo amara. De hecho, el resultado final de este diálogo fue otro
intento de acabar con Su vida (Jn. 8:59; comp. 5:18; etc.) ¡Entonces parece claro que Sus palabras
penetraron el corazón de ellos hasta tal punto que despertó una fuerte respuesta emocional en
ellos! Esta es, por supuesto, la misma clase de respuesta emocional que se necesita para solicitar
arrepentimiento a los pecadores. Jesús había argumentado previamente que: «El que comete
pecado es esclavo del pecado» (Jn. 8:34). Y, el contexto claramente indica que estas palabras
tenían la intención de señalar a aquellos con quienes hablaba. Así que es evidente que Jesús
enseñó que aquellos que conformaban Su audiencia eran (1) esclavos del pecado e (2) hijos del
diablo. Ahora, la cuestión que nos llama la atención aquí es que Jesús no es ambiguo. Su actitud
hacia el pecado no era ni de «paños tibios» ni de «regaño de abuelita». Al contrario, ¡Su posición
era una posición inflexible!
Hay un número de lecciones extremadamente interesantes que pueden aprenderse con este
pasaje. Por ejemplo, primero uno aprende que alguien aun siendo creyente puede ser también
un «hijo del diablo». Este contexto enfatiza este punto contundentemente, aunque Juan ya lo
había hecho previamente. En Juan 1:12, el registro declara: «Pero a todos los que le recibieron,
les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre». Aquellos
que creen en el Cristo tienen la potestad (derecho o privilegio) de llegar a ser hijos de Dios. ¡Bien
se ha dicho que uno no puede llegar a ser lo que ya es! Por consiguiente, si de acuerdo a lo que
dicen algunos uno ya es hijo de Dios en el momento que tiene fe, entonces esa persona no podría
«llegar a ser» un hijo de Dios. Así que la doctrina de la «salvación por la fe sola» es falsa.
Ciertamente Jesús no comprometió esta maravillosa verdad, ni fue ambiguo en el asunto.
Aquellos que habían sido identificados como «creyentes» en los versículos 30-32, fueron
llamados «hijos del diablo» (v. 44) y esclavos del pecado (v. 34).
Segundo, ¡el que es hijo del diablo es esclavo del pecado! Jesús señaló nuevamente el punto sun
ambigüedad alguna. Si uno compara Ro. 6:16-18 con nuestro contexto en Juan 8, aprende que
la diferencia entre ser un hijo de Dios y ser un hijo del diablo es la obediencia!
«¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos
de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para
justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de
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