Page 138 - Resiliente
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Caminamos por los desolados pasillos y aquello que fue alguna

                                    vez un hogar lleno de recuerdos quizás, ahora para mí era so-
                                    lamente una enorme pesadilla, algo que sale de un oscuro uni-

                                    verso y que para mi desgracia esa era mi realidad, avanzamos
                                    en silencio hasta que decidimos separarnos, Máximo fue al piso

                                    de arriba y yo termine de revisar rápidamente el piso de abajo,
                                    escucho unos golpes, y subí gritando el nombre de Máximo y lo

                                    encontré forcejeando con un zombi que había salido de un clo-
                                    set, y que tan solo eran adolescente, sentí aquella ira vol-

                                    cánica y lance un golpe letal contra la criatura con el hacha,
                                    la hoja se fundió con su parietal, cuando se lo quite de encima

                                    destroce el cráneo unas veces más, y Máximo
                                    se quedó mirando mi vehemencia.



                                            —Ya paso —dijo con voz temblorosa —solo me dio el susto

                                    de mi vida...



                                    Volvimos a bajar, al determinar que ya no había nada útil,
                                    los zombis lentos estaban ya bastante cerca, podíamos dejarlos

                                    atrás corriendo.



                                    Cuando salimos, descubrimos que más venían por delante y que
                                    estábamos viendo justo frente a nosotros una horda formarse,

                                    Máximo me miro con horror y yo lo percibí, corrimos dentro
                                    de la casa a una velicidad alarmante.



                                            —Bombonas de gas, es lo que necesitamos —dijo Máximo

                                    corriendo de un lado para otro —vamos ¡Vamos!



                                    Llegamos a la cocina y desprendimos todas las bombonas que
                                    encontramos, y las colocamos, pero todas estaban vencidas,

                                    vacías, su contenido se había escapado.



                                            —Ok ¿Y ahora qué?
                                            —Nada.... nos vamos corriendo. —dijo Máximo mirándome.

                                            —¿A dónde?
                                            —No sé, pero no podemos ir al maldito refugio.




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