Page 140 - Resiliente
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Vimos entonces un perro desnutrido tirado en el piso y respi-
rando con dificultad, Máximo lo miro y le pasó por encima
y luego me dijo que serviría de distracción, yo me acongoje
y le aseste un hachazo en la cabeza, a pesar del mal estado
y de su irrecuperable mal el perro no merecía sufrir tal muerte.
Los zombis entraron y se aglomeraron momentáneamente en el
perro destrozando sus restos y repartiéndoselos, los demás
comenzaron a seguirnos, Máximo se encaramo en el muro trasero
de un brinco y cuando estuvo en la corona me tendió la mano.
Corrí hasta allí me agarre del su antebrazo, Máximo me subió
y fue justo antes de poder agarrar el muro que unos dedos
helados me tomaron de la pantorrilla, creo que grite como
nunca porque los que estaban aglomerados en el perro abandona-
ron su carne para irme a buscar a mí, Máximo saco una pistola
y le disparo al zombi y luego los demás comenzaron a aglome-
rarse, me termine de subir al muro con los pulmones ardiendo
y asustado, Máximo estaba pálido también.
Entonces nos dimos cuenta de que el muro terminaba en un gran
barranco de unos treinta metros, todo lleno de árboles.
Trague saliva y comprendí que había que caminar el muro hasta
el lado donde había terreno, Máximo se levantó y comenzó hacer
equilibrio hasta que llego hasta la zona lateral de la casa,
y yo lo hice sin problemas también, sin embargo no puedo
decir la inexplicable sensación de miedo que tuvimos en esos
momentos, de un lado zombis, del otro un precipicio y con él
la muerte... prefería el precipicio...
Pero llegamos a la zona y Máximo corrió hacia la casa a toda
velocidad, aún quedaban algunos zombis en la calle, Máximo
golpeo a uno varias veces hasta matarlo y luego llego hasta
las rejas de la mansión, los zombis ya venían de regreso hacia
la calle persiguiéndonos, ayude a Máximo y logramos trancar
la reja, había un pesado candado y usamos las cadenas de la
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