Page 189 - Resiliente
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algunas maquinarias y solo monte crecido, active la tracción

                   cuatro por cuatro y salí volando hacia el monte dejando atrás
                   a la horda, gire a la derecha y me dirigí hacia la avenida.



                   Salimos disparados volviendo a sentir el asfalto bajo las rue-

                   das, retomamos el carril y comenzamos a zigzaguear evitando
                   a los Zs y los histéricos por toda la calle.



                          —¡Vamos a la derecha! —grito Sandra.



                   Una pared de zombis se avecinaba de frente, obedecí a Sandra

                   bajo protestas de Máximo que no recuerdo haber escuchado,
                   me metí en una callejuela junto a los apartamentos donde vivía

                   Mauro y salí por el sector Santa Barbará de la ciudad, salimos
                   hacia la avenida Los Próceres que estaba mucho menos plagada,

                   acelere el jeep hacia la entrada principal de la Pedregosa y
                   mire que cientos de miles de zombis desgraciados se aglomeraban

                   en la entrada de la avenida Las Américas, tenia que sobre pa-
                   sarlos rapidamente y dejarlos atras.



                   El corazón se me acelero y con él, yo mismo acelere el jeep

                   a una velocidad peligrosa, en un abrir y cerrar de ojos me
                   encontraba traqueteando ya por la mitad de la avenida... sentía

                   un ruido en mis oídos, sentía miedo y aturdimiento y entonces
                   escuche los alaridos de terror de Sandra y de Máximo clamando

                   por que bajara la velocidad, justo entre en si y quede impresio-
                   nado por lo que habia realizado.



                   Sorprendido me di cuenta de que había metido 178 kilómetros por

                   hora, y comencé a frenar reduciendo la caja de cambios hasta
                   casi detenerme, la calle estaba limpia, la enorme horda había

                   chupado a gran parte de los zombis de La Pedregosa y estábamos
                   prácticamente solos... nos rodeaban a lo lejos algunos Revivi-

                   dos, baje la velocidad con la caja de cambios hasta 20 kilóme-
                   tros por hora y con eso ascendimos en silencio, sin decir nada,

                   el resto del camino hasta llegar a la parada de autobuses a dos
                   cuadras de la urbanización.




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