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Lunes 14 de mayo, Bitácora del doctor Mario Donoso.
                                    8 a. m.



                                    Tengo una hora despierto, escribo una vez más antes de partir,

                                    llevare mi bitácora en el bolsillo izquierdo de la chaqueta de
                                    estilo policial con muchos bolsillos que llevo, es de color
                                    negro, soy un hombre de un metro setenta y cinco, blanco casi

                                    pálido, tengo el cabello largo y oscuro que me cae en la frente

                                    en un fleco, tengo ojos oscuros aunque si me convierto se tor-
                                    naran blancos, soy algo robusto de pecho, brazos y espalda
                                    amplios... recuerdo las veces que estuve en el plan de levantar

                                    pesas... eso es lo que conservo de aquello.



                                    Una vez más pido encarecidamente lector, que, si encuentran la
                                    bitácora tirado en el suelo o de mi cuerpo y aún estoy enclaus-

                                    trado en la maldición, sáquenme del sufrimiento y péguenme un

                                    tiro…te doy mi bendición, voy saliendo... continuare mi plan...


                                    12 m.




                                    Pedregosa Alta, Urbanización San Andrés; estoy sentado en mi
                                    comedor... no tengo fuerzas para escribir, no las tengo... no
                                    las tengo... mi papel está manchado con mis lágrimas, mi su-

                                    dor... llegue al fin a mi maldita urbanización, jamás había sen-

                                    tido tal dolor en mi existencia, y menos me hubiese imaginado
                                    sufrirlo antes.



                                    De todos modos, relatare por más doloroso que todo esto pueda

                                    resultar para mí lo que me paso, con mucho temor tome mi mochi-
                                    la y metí todo lo que considere útil en el centro comercial, lo
                                    tome todo apurado, había muchos Revividos en la parte frontal,

                                    de suerte, logre parar en jeep en el estacionamiento del sótano,

                                    tome algo de alimento enlatado que había en la feria de comida,
                                    y obvie todo lo demás, simplemente corrí hacia el estacionamien-
                                    to y baje hacia mi jeep, una vez salí a la calle pude presenciar

                                    el terror del que se había alimentado mi ciudad durante las

                                    últimas horas y no pude ver por la oscuridad de la noche.



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