Page 27 - Lévêque, Pierre - El mundo helenístico
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LOS ESTADOS WELENíSTfíJOS 27
conservar sus privilegios y la pacífica posesión de sus bienes, Sólo inten
taron equilibrar la influencia macedonia manteniendo buenas relaciones
con ios atálidas y con ios lágidas, que colmaron Atenas de favores y le
vantaron hermosas construcciones. Pero la sustitución de la burguesía
por el demos significó el fin de ia grandeza ateniense.
A pesar de ello, el prestigio intelectual de la ciudad continuó siendo
considerable. Las fiestas seguían revestidas de un brillo excepcional, es
pecialmente ios misterios de Eleusis y las Dionisíacas, donde se repre
sentaba no sólo a los clásicos, sino también «comedias nuevas» (véanse
las págs. 109-110), sutil retrato de la sociedad contemporánea. A las Pa-
nateneas no desdeñaban concurrir un seiéucida, un lágida o un príncipe
númida. Sus escuelas filosóficas eran las más brillantes del mundo grie
go (véanse las págs. 120-121) y sus especulaciones seducían a un públi
co hastiado, pero que no había perdido el gusto por el cultivo del espíri
tu. Sus talleres de escultura abastecían al mundo entero con excelentes
copias de las obras maestras del clasicismo2 (véanse las págs. 141-142).
Empezaba ya a esbozarse el papel que iban a desempeñar en la época ro
mana, el de una ciudad universitaria, un reservorio del pasado abolido
en el marco aún intacto de la ciudad de Pericles (fig. 3).
La crisis económica y social en la Grecia continental
La situación era crítica en toda Grecia. Cierto es que la agricultura
progresaba gracias al empleo de abonos, con ios que se obtenían mejo
res cosechas, y que la ganadería se beneficiaba de las extensas praderas,
pero era en beneficio de unos pocos, porque la gran propiedad progre*
saba cada vez más, de acuerdo con la tendencia iniciada en el siglo tv.
Tras un breve renacimiento en ios años que siguieron a la conquista de
Alejandro, la industria y el comercio periclitaron, pues, en efecto, los rei
nos de Oriente fabricaron muy pronto los productos indispensables pa
ra su propio consumo. Grecia tenía, pues, las mismas necesidades de
grano, necesidades tanto más costosas cuanto que ei precio del trigo,
tras un descenso a principios del siglo III, subió considerablemente en el
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siglo O pero apenas podía exportar más que vino y aceite —-cuyo precio,
desgraciadamente, se mantenía estable-—y productos de lujo que ase
guraban una modesta supervivencia al artesanado, especialmente en Co-
2, Véase e! navio procedente de Atenas hundido en Mahdia (véase la pág. 196).