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¡SÉ HUMANO! ¡HUMANO!
percepción que tenga el observador al contemplar lo que emana
de ellos. No olvidemos que el perro de los Compañeros de la
Cueva, ashab al – kahf, estará en el Paraíso debido a la lealtad
que le movió a tumbarse en la entrada de la cueva donde estaba
su dueño.
Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) lo relata de esta manera:
“El perro de los Compañeros de la Cueva se purificó por
medio del amor. Le sentaron en la mesa del rey.
Ese perro recibió la bendición de la Divina misericordia
porque decidió esperar a la entrada aún sin tener nada que
comer.”
De la misma manera, aunque en sentido contrario, el viento
que pasa junto a la gente podrida queda impregnado de su mal
olor. Su fuerza puede amainar y desaparecer pero, en último
instante, toca a otra gente y siembra un terrible malestar entre
ellos.
Lo que irradian los hipócritas, privados de los placeres
espirituales del servicio y la adoración, es la oscuridad del
corazón. La comparten entre ellos y encuentran placer en esta
compañía.
El gran maestro Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) dijo: “Id a los cementerios.
Sentaos allí un tiempo. Escuchad las voces de los mudos.”
No es posible mantener a una rata en un rosal ni apartar a
una abeja de las flores, donde está el alimento que la mantiene
viva. Allah provee a cada criatura con el ambiente más propicio a
su naturaleza. Los seres humanos no constituyen una excepción.
Los hombres nobles, con un rico patrimonio espiritual, se
alimentan del conocimiento transmitido a través del Profeta
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