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¡SÉ HUMANO! ¡HUMANO!
El espejo y la balanza son criaturas nobles. Incluso si les
sirves durante cien años, y luego les dices: No muestres la verdad,
no muestres la deficiencia; te contestarán: Allah nos ha puesto
para que se pueda conocer la verdad.
Si fallamos, ¿cuál es nuestro valor, oh joven? ¿Cómo podemos
ser medida del rostro noble?”
Un herido o un enfermo no se pueden curar a sí mismos;
necesitan de un médico. Lo mismo se refiere a alguien herido
o enfermo espiritualmente –necesita estar bajo el cuidado del
hombre perfecto, insan kamil, el médico que sabe cómo purificar
los corazones.
Los hay que piensan que han alcanzado la perfección
espiritual e intentan exhibir una mueca de humildad. Discuten
sus fallos y debilidades. Pero esta exhibición no es real. Es para
impresionar a los demás. Si analizamos su verdadero estado
con más atención, veremos un corazón lleno de amor propio y
arrogancia.
Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) dijo: “Para que este cenagal se seque y se limpie,
hace falta el apoyo y el entrenamiento que se desprende de la
compañía de los creyentes veraces.”
Otros piensan que se pueden elevar por encima del amor
propio y de la arrogancia leyendo libros. Es como si un enfermo
de cáncer se propusiera curarse estudiando libros de medicina.
Hay que añadir aquí que incluso los médicos se ponen en manos
de otros médicos en caso de enfermedad, de la misma manera
que un juez no se puede juzgar a sí mismo –más bien tiene que
comparecer ante un juez diferente.
Los que intentan alcanzar la verdad solamente a través de
sus propias mentes son como los niños que intentan coger la
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