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LÁGRIMAS DEL CORAZÓN
El sheij contestó:
- Quiero decir que tu estómago, todo tu cuerpo, está lleno
de lo ilícito, de la violación de los derechos de los demás. Y sin
embargo, lo único que te preocupa es saber si puedes realizar la
salah vestido de seda.
Estas palabras le hirieron al Sultán profundamente.
Inmediatamente se quitó sus ropas de seda y se desprendió de
ellas. Luego, se quitó la espada y proclamó:
- ¡Musulmanes! Os pido perdón y os digo que os busquéis
otro sultán.
De esta forma se convirtió en discípulo del sheij de Túnez.
El Sultán Yahia alcanzó una estación espiritual tan alta que
cuando la gente le pedía al sheij que suplicase por ellos, éste solía
decir:
- Pedid al Sultán Yahia que suplique por vosotros porque
probablemente yo no habría podido hacer lo que hizo él, de haber
estado en su lugar. Si los demás sultanes supieran qué tesoros ha
recibido, sacrificarían todo para obtenerlos ellos también.
Los amigos de Allah educan a la gente teniendo en cuenta
sus debilidades, sus inclinaciones innatas y sus circunstancias en
la vida. Por ello, no debemos deducir de la historia que acabamos
de contar que “en el Islam no es bueno ocupar cargos de
responsabilidad”. La conclusión de la historia solamente se refiere
a la circunstancia del Sultán Yahia. Dado que había violado los
derechos de los demás y había alimentado su cuerpo con comida
ilícita, su entrenamiento espiritual y su purificación debían tomar
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