Page 218 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



               Afortunadamente, cuando se inauguró el servicio de tren de pasajeros de Bogotá a
             santa Marta, yo pude estar ahí. Demoramos 2 noches y 2 días, pernoctando en puerto
             Wilches y Gamarra. Ese tren llevaba un vagón, que era el coche restaurante, era pe-
             queño, pero me acuerdo perfectamente de la aventura, si desea más detalles, echémo-
             nos uno bien frío, que tal un granizado de néctar verde…?





               En la avenida 19 con calle 122, había un sitio muy especial, “La tienda de Pedro”,
            había música en vivo y presentación de artistas nacionales, con un escenario espec-
            tacular, donde su escenografía simulaba entrar a un pueblo cualquiera de Colombia
            y de la antigua Bogotá, la que se construyó después del “Bogotazo” en 1948. Yo me
            lagartie ese evento con Hugo, quien era mi jefe inmediato, me envió a atenderlo, ya
            que Coca-Cola era el patrocinador exclusivo del sitio. En la noche de inauguración, el
            invitado al show central era “Felipe”, el integrante que quedaba vivo del famoso dueto
            “Los Tolimenses” Emeterio ya había fallecido. Pero lo que a mí me interesaba, era po-
            der conversar y compartir un trago, con mi amor platónico de toda la vida, considerada
            la Sophia Loren Colombiana, la actriz y señora mamacita Raquel Ércole, esposa de Fe-
            lipe y madre de Patricia. Ustedes no se imaginan la emoción que sentí, al estar sentado
            tan cerca y mirándola a los ojos, brindamos con un buen whisky y después bailamos
            amacizados con ella, desafortunadamente el marido no dejo que nos tomáramos una
            fotografía. Ha sido el whisky mas caro de  mi vida, pero el que me supo mas rico.




               Para la camioneta de sonido que tenía asignada, hable con un ornamentador, para
            que me elaborara una caja de herramientas, para ser empotrada en la parte de atrás.
            El tipo tomo las medidas, 50 cm de larga por 30 cm de ancha. A los quince días volví y
            efectivamente, había hecho la caja, pero me salió con un burro de caja, porque la hizo
            de 50 de larga por 30 de ancha, pero tomo las medidas en pulgadas.





               Con uniforme de aguardiente néctar, con concha acústica (escenario), orquesta, sien-
            do presentador del reinado, no me acuerdo donde, mejor dicho, me sentía el dueño del
            mundo. Había una vendedora de avena helada con su puesto, demasiado lejos de la
            tarima donde yo estaba, empecé a coquetearle y lógicamente ella también. Las ventas
            estaban muy malas, porque la avena estaba muy lejos, hable con el alcalde, la ubique
            en la escalera a la subida del escenario y esa avena se le vendió en una hora, con ayu-
            da de micrófono, sonrisita viene, agradecimiento va, entonces le dije: “Yo termino de
            trabajar a las 2 de la mañana, vamos a rumbear un rato…?”, me dijo la vieja: “Listo,
            voy y guardo mi carro de avena y aquí nos vemos”, me fui contento para el hotel, me
            perfume y me vestí de civil, cuando llegue al sitio de la cita, la vieja no me conoció, ahí
            me di cuenta que mi vida era una ilusión, una burbuja, lo tratan a uno, es por la marca
            que representa, puro interés, ahí, puse los pies sobre la tierra.



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