Page 223 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González



            de seguridad y me dice: “Buenos días don Jorge y ese milagro… es que ahora también
            le toca trabajar en la oficina los domingos…?” y ahí me di cuenta, todo se volvió risa,
            pero yo quede con piedra, pero en fin, son gajes del oficio, quieren saber que paso
            después…? Antes disfrutemos de un postre, que tal un mielmesabe o unos duraznos
            en almíbar…? Ahh…! Que ricooo…! Verdad…?







               En quinto de primaria en el colegio Agustiniano, en esa época el único, ahora se co-
            noce como Agustiniano centro. Sufrí demasiado con mi paso a primero de bachillerato,
            (actualmente sexto de bachillerato). Me traumatizaba demasiado un profesor, director
            de curso, estuve con él en quinto A, desde el primer día, el profesor Taborda me intimi-
            daba únicamente con su presencia, su mirada, lo que hizo que perdiera el año y aunque
            en el colegio no recibían “repitientes”, gracias a la influencia que tenían mis padres con
            los curas, pude repetir quinto el siguiente año, pero esta vez, fue con el profesor Parra,
            un amigo mío. Si quiere saber mas detalles, que tal si nos tomamos un granizado de
            néctar verde…? Ahh…! Que rico…!, pero si no le interesa saber que paso en esos dos
            años, entonces dejemos así ahijadito.




               Era la época de oro de las llegas de la vuelta a Colombia (con exclusividad publicitaria
            por 10 años, entre la dupla Colmena y Coca-Cola) cuando llegaban a Bogotá o a las
            capitales del departamento, servía para que salieran en todos los periódicos y noticie-
            ros, las viseras de cartón o cachuchas publicitarias de Coca-Cola, cuando registraban
            la llegada de los ciclistas y la caravana. Eran más o menos 500 personas que estaban
            ubicadas a lado y lado de la avenida 68, que era donde generalmente llegábamos, para
            hacer que todos los aficionados las tuvieran sobre su cabeza, tenía su truco, su misterio
            y aquí se los cuento… pero si me acepta la invitación a un ginebra o un ron santa fe
            granizado, bien ricooo…! Salud, si no le interesa, dejemos así ahijadito.






               En el primer semestre de la universidad Jorge Tadeo Lozano, de comunicación social
            diurna, existía una materia, psicología I, en esta clase, fue creado un grupo de teatro
            para dar una máxima nota en esta materia. El profesor Velasco, me escogió en uno de
            los grupos, para que dirigiera, montara y actuara, en una obra de teatro escrita por él,
            que reflejaba las enseñanzas que nos impartía. Se llamaba “Chircales”, un estupendo
            sainete (obra de teatro en un solo acto), era la vida de un obrero que hacia ladrillos jun-
            to a su familia. No es por nada, ni porque yo fuera el actor principal, o seria porque con
            Velazco habíamos sido compañeros de pupitre en el colegio Agustiniano?, Pero en esta
            ocasión, me fue muyyyy bien…!, obtuve una nota de cinco aclamado. Si desea saber
            como termino este retrato, que tal un postre divorcio (natilla con dulce de mora) o sino,
            dejemos así ahijadito…!



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