Page 227 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González
En 1972, para uno poderse graduar de bachiller, debíamos cumplir con 40 horas de
alfabetización para adultos y servicio civil en los barrios. Éramos asignados a centros de
capacitación para adultos, dirigidos por el ministerio de educación nacional, los famosos
“Telecentros”, como se les conocía en la época. Yo fui asignado al del barrio Simón Bo-
lívar, dictaba sociales y cívica, quiere saber porque me suspendieron por quince días y
casi no me puedo graduar…? Antes de contarle, que tal un ajiaco con la presa de pollo que
más me gusta, la pechuga, o que tal un postre como un divorcio…? Ahh…! Que ricooo…!
Frases para recordar con una ginebra en la mano o un brandy domecq bien frió:
“No he visto el primer entierro con trasteo…
… Ni la primera tumba con caja fuerte…”
“Ese tipo tiene…
… Otitis testicular o sea…
Oye… pero se hace el huevón”
“Nunca digas nunca…”
“Prohibido…prohibir”
Los episodios o situaciones que nunca se me olvidaran, desde ese 1975 (tenia 22
años de edad), cuando ingrese a trabajar en Coca-Cola en Fontibón, donde en esa
época, se estaba inaugurando la embotelladora. Este retrato tiene un significado muy
grande para mí, por eso si a ustedes, estimados lectores y lectoras, les parece, los
detalles se los cuento en persona y con un granizado de néctar verde en la mano, así
que empecemos:
El bus de la ruta me recogía en la calle 72 con carrera 48, hoy carrera 60, a las 4:30
de la mañana. A los 20 días de estar usándola, como yo identificaba el bus por la
calcomanía de una cabeza de tigre de bengala que estaba en la puerta de la guantera
del bus, esa mañana, del atortole con que me subía, me fui en otro. Siguió la misma
ruta, bajo por la calle 26 hacia el aeropuerto y debía cruzar por donde estaban las
estatuas de Cristóbal Colon y la reina Isabel la católica, como no giro a la izquierda,
pregunte a grito entero todo asustado: “Oiga señor conductor, luego esta ruta no es
de Coca-Cola…?”, frena el tipo todo piedro, con una chiflada y gritería de los que iban
en el bus: “Usted es que esta borracho…?”, me gritaron, “No ve que esta es la ruta de
Avianca…? Y me bajaron.
Yo entre como mensajero, exactamente mi cargo se llamaba “patinador interno”, como
en esa época eran solo potreros, me eche a todas las secretarias al bolsillo, ya que yo
era el de los mandados, ellas querían sándwich, cigarrillos, toda clase de golosinas y
cuanto cachivache les hacía falta durante el día, de 8 de la mañana a 5 de la tarde, de
lunes a viernes y los sábados de 8 de la mañana a 1 de la tarde, que era cuando salían
los buses de las rutas.
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