Page 105 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 5
Debo ostentar el record de goles vistiendo la sagrada camiseta de la
selección de Pichincha. Pero hay uno que es inmortal: el que le marqué
al ‘Flaco’ Néstor Errea, uno de los míticos arqueros rioplatenses en la
victoria ante la Selección Argentina, que le había ganado dos días antes
a la selección de Ecuador por las eliminatorias por un contundente 6 a
3, en encuentro jugado en el Modelo de Guayaquil. La Tricolor estuvo
conformada exclusivamente por jugadores del Guayas, en una muestra
del pernicioso regionalismo que imperaba en una de las épocas más
conflictivas en el fútbol nacional.
El derrumbe había comenzado en Buenos Aires con un lapidario 5
a 0, que nos dejaba al borde de la eliminación del Mundial de Chile
1962. La Selección de Pichincha dio el campanazo y les vencimos
2 a 0. Fue un triunfo memorable, en un partido ante más de 40 mil
espectadores que se jugó en el estadio Atahualpa, el 6 de diciembre
de 1960. Era la primera vez que un equipo ecuatoriano vencía a la
Selección albiceleste.
A los 14 minutos del primer tiempo, el ‘Potro’ Manuel Stacey envió un
pase a Leonardo Palacios. El cerebral mediapunta, metió una pelota
venenosa en el corazón del área. Me adelanté a la defensa argentina y
coloqué la pelota en el arco de Errea. Fue un sombrerito espectacular
fabricado en el aire que se coló cerca del travesaño. El estadio tembló,
parecía venirse al piso. Tres minutos más tarde, otra combinación de
Manuel Stacey y Leonardo Palacios dejó a Mario Zambrano con el pa-
norama abierto para buscar el arco. El volante de Liga metió un zapatazo
furibundo desde fuera del área, que se metió por el ángulo alto. 2 a 0.
¡Increíble! En tres minutos, el mundo se vino al piso para los argentinos.
Al verse superados, comenzaron los incidentes. Sanfilippo arrojó
lejos el maletín de primeros auxilios de los asistentes de la Selección
de Pichincha, cuando se disponían a atender a un compañero
lesionado y eso colmó la paciencia general. Los argentinos golpeaban
y nosotros respondíamos en la misma medida. El partido sufrió
continuas suspensiones, hasta que los incidentes se tornaron graves.
Fue necesaria la intervención del Canciller ecuatoriano y del
Embajador argentino para evitar mayores repercusiones, porque
Memorias de un triunfador 105