Page 108 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
tenía vocación ofensiva, inspiración individual, armonía y precisión
en el pase, paredes exactas, apertura de la cancha por las bandas,
gambetas, centros con olor a gol, y más vistosidad y compromiso con
el espectáculo, que el que tiene el fútbol en la actualidad.
El técnico brasileño Vicente Feola, al que le conocían como ‘El Gordo’,
cambió la loca táctica ofensiva, balanceando la mitad de la cancha para
proteger la zona defensiva. Puso en práctica para el Mundial de Suecia
1958, el módulo táctico del 4-2-4, porque los brasileños no querían sufrir
otro desengaño como el experimentado en el Maracanazo de 1950.
Dejó un sello, que muchos técnicos seguimos con el tiempo. El mensaje
se convirtió en una máxima: “Si no se puede ganar, no se puede perder”.
Yo lo puse en práctica cuando años después me convertí en entrenador
y me dio excelentes resultados, aunque mi dibujo táctico preferido fue
el 4-3-3. En Nacional hicimos capote con ese dibujo. ¡Que equipazos
manejé en las filas de los ‘Puros criollos’!
vivÍAMOS COn pASión, AdEnTRO
y AfUERA dE LA CAnChA
El fútbol siempre tuvo sus bemoles y sus triquiñuelas. Siempre existieron
el reclamo airado, el insulto feroz, el escupitajo, las agarradas de la
camiseta, del pantalón, la metida de manos, las patadas, las agresiones
y las vendettas. Debo haber tenido ocho años cuando presencié un
gran escándalo en el estadio de Riobamba, con motivo de la final del
Campeonato Nacional entre Guayas y Pichincha.
El choque terminó a balazos. Los miembros del Ejército castigaron seve-
ramente a aquellos hinchas y los llevaron bajo estricta protección hasta
depositarles en los vagones del tren que viajaba con destino a Guayaquil.
Ya de jugador hubo otro gran lío jugando un partido con la selección
de Pichincha. Sofocado el escándalo, el árbitro ordenó la expulsión
de Tito Burgos y alguien determinó que tenía que ser conducido a
prisión. Burgos era zaguero del Deportivo Quito. Entonces bajó el
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