Page 13 - LIBRO ERNESTO
P. 13
Ernesto Guerra siempre fue un imán de atracción para los hinchas. Por
eso, la imaginación periodística le armó duelos con jugadores famosos.
Venía River y en el equipo argentino alineaba Néstor Raúl Rossi, el
‘Vozarrón de América’, el caudillo del equipo de la ‘Banda sangre’ y de
la selección argentina, que no se cansaba de emitir órdenes desde la
mitad de la cancha.
Guerra jugaba como interior izquierdo, como batuta del juego ofensivo
de la Selección de Pichincha. Rossi era el ‘5’, el tapón que cerraba las
entradas. Se encontraron pocas veces en el trámite, pero el público
llenó el estadio, porque Ernesto era garantía de espectáculo. Regaba la
cancha de transpiración y clase. Él también era un caudillo, un jugador
indomable y de carácter.
El primer libro de los nueve que he escrito en mi vida, lo dediqué a
una de sus proezas en la conducción técnica. Saqué a la luz: ‘Nacional
Campeón’, una obra que recopilaba su sensacional tarea en 1982 y las
otras coronas que el club había alcanzado, como la conquistada bajo
su comando en el 76 que consolidó el prestigio de la entidad militar.
Era la tercera de sus estrellas con el traje de DT. Ya había mostrado
hasta la saciedad, su inteligencia y visión para construir equipos
arrolladores. Para navegar en las aguas de la victoria. Estaba claro que
solo sabía conjugar el verbo ganar.
No es una obra de la casualidad que la Confederación Sudamericana
de Fútbol le otorgara en diciembre de 2012, la medalla al Mérito
Deportivo. Es el broche de oro a una carrera bañada por el éxito. 16
años en las canchas como jugador de primer nivel y 28 temporadas con
el buzo de entrenador. Casi la mitad de un siglo empuñando la bandera
del triunfo, lo ha convertido en una leyenda del balompié nacional. En
un mito viviente, que constituye un espejo y un ejemplo incomparable.
Semejante logro justifica esta nueva producción editorial, titulada:
‘Memorias de un triunfador’, porque Ernesto Guerra es el fútbol mismo,
un orgullo nacional al que la CONMEBOL le rindió un homenaje
Memorias de un triunfador 13