Page 212 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            Martínez a la cabeza, y de los jugadores que habían trabajado conmigo
            exclusivamente en la selección.


            Tengo más de un centenar de respaldos escritos y notarizados que
            rechazan su temeraria acusación. El curso legal del juicio determinó
            una  sentencia  condenatoria  para  Garzón,  que después  tuvo que
            pedir disculpas a Pancho Molestina, mi abogado defensor, porque
            para cobrarle la sanción económica que le fue impuesta, había que
            declararle insolvente, ya que vivía una situación económica precaria. El
            caso judicial se resolvió en Guayaquil. En Quito también se ofrecieron
            a defenderme varios abogados prominentes, porque afortunadamente
            tengo muchos amigos y soy un personaje conocido, pero la jurisdicción
            del tratamiento legal era en el Puerto, porque ahí se produjo el hecho.


            Al siguiente año de esta declaración fui campeón con Nacional. Fue en
            1992. Supe que este señor también había afrontado otro juicio en Es-
            meraldas, así mismo por bocón. Los afectados vinieron a solicitarme la
            pruebas de mi caso y les entregué la documentación correspondiente.
            El se metió en un grave problema y terminó en el anonimato. No pensó
            en lo delicado que resulta meterse a jugar con la honra ajena, basado
            únicamente en inventos perniciosos. No quiero detallar cual ha sido su
            triste final, porque se puede interpretar que quiero tomarme una re-
            vancha y por ahí no pasa el tema. El difamó y las autoridades judiciales
            lo sancionaron a su debido tiempo. Un hermano suyo le pidió discul-
            pas a Pancho Molestina, precisando que también quería hacerlo per-
            sonalmente conmigo, situación que no acepté, porque no hacía falta.

            Quiero manifestar que la actitud de Garzón, antes que provocarme
            daño, fue uno de los grandes regalos que me dio el fútbol. Sentí el
            apoyo irrestricto desde todas las esferas, que proclamaron al unísono
            mi verticalidad y honestidad en el manejo de los diferentes equipos.
            Fue un regalazo. Quedó probado hasta la saciedad que mi tarea exitosa
            fue producto del esfuerzo y de la capacidad. Punto y aparte.


            Las adhesiones de respaldo y rechazo a la versión de Garzón fueron
            múltiples. Entre los jugadores recibí cartas personales de: Luis Granda,
            Mario Barahona, Víctor Mora, Miguel Pérez, Polo Carrera Velasteguí,

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