Page 213 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 10
Enrique Portilla, Carlos Medina, José Jacinto Vega, Pedro Pablo Perlaza,
Luis Enrique Riofrío, Milton Rodríguez, Vinicio Ron, Luis Escalante,
Miguel Ángel Russo, Fabián Burbano, Julio Paredes, Geovanny Mera,
Luis Cajas, Gorky Revelo, Jorge Alvear, Alfonso Espín, Wilson Armas,
Jorge Pantaleón, Jorge ‘Pibe’ Bolaños, Héctor ‘Pototo’ De los Santos,
Manuel Swett, Ricardo Armendáriz, Víctor Peláez, Víctor Manuel
Batainni, Jorge Amores, Wilson Nieves, José Tenorio, Jefferson
Camacho, Rafael ‘Pulga’ Guerrero, Eduardo De María, Carlos Ron y
José Voltaire Villafuerte. Es decir, elementos destacados que manejé en
diferentes épocas.
Entre los dirigentes me enviaron misivas: Ney Mancheno Velasco,
Jaime Muñoz Campozano, Jorge Ruiz Alba, Federico Pérez Intriago,
Carlos Egas Egas, Ferdinand Hidalgo Rojas, Cesáreo Carrera del Río,
Carlos Coello Martínez, Miguel Arellano, Francisco Nieto, Juan José
León, Luis Piñeiros Rivera, Emilio Suárez Rueda, Miguel Baduy Auad,
Horacio Cantos, Francisco Acosta Espinoza, Efraín Carrillo, Pedro
Isaías Barquet, Jaime Bowen Andrade y Guillermo Herrera. En esta
lista están dirigentes de la FEF, del Deportivo Quito, de Nacional, de
Universidad Católica, del Manta Sporting Club, de Filanbanco, de
Aucas y de Técnico Universitario, es decir de todos los clubes en los
que presté mis servicios como director técnico.
Igual situación ocurrió con los médicos. Me extendieron su respaldo:
José Reinhart Herdoiza, Jorge Vargas Zurita, Jorge Castillo, Humberto
Ramos Latorre, Carlos Cadena, Eduardo Alcívar Andretta, el famoso
kinesiólogo Milton Cervantes y el fisoterapista Luis Alarcón. Y entre
los técnicos: Jorge Lazo Logroño, con el cual compartí la conducción
de la selección en la Copa Independencia que se jugó en Brasil en 1973
y Juan Araujo Estévez, que me acompañó como preparador físico en la
selección que jugó la Copa América en 1983.
Quiero compartir el documento oficial de la sentencia emitida en
Guayaquil, decretando la culpabilidad de Luis Garzón para demostrar
su desliz, que no quedó en la impunidad, porque siempre fui de los
hombres que luché por defender mi honor y dignidad bajo cualquier
circunstancia, porque la honra de las personas no tiene precio.
Memorias de un triunfador 213