Page 227 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 10
Tenía 31 años cuando colgué los botines para siempre. Había llegado
a los 60 años de edad, cuando coloqué el buzo de DT en el baúl de los
recuerdos. Estaba entero, repleto de salud con la bendición de Dios.
Me alejé del rectángulo y de la pizarra, pero nunca podré abandonar
mi amor por la pelota. Voy a morir abrazado a ese amor incondicional
que uno siente por el deporte más apasionante del mundo.
Dejé plantada la bandera. Fui un luchador incansable. Me marché con
la aureola del triunfo. Gracias pelota, por ser la cómplice de mis horas
más felices.
La cuarta vuelta olímpica y la última de su vida como DT, es la más significativa y recordada.
Se dio el lujo de coronarse campeón ante un estadio repleto, el día del 'Monumentalazo'.
Memorias de un triunfador 227